#AhoraMisiones Tras 64 días de una guerra que el mundo creía que iba a durar una semana, la respuesta de Vladimir Putin fue aumentar la apuesta con el corte del suministro de gas a Polonia y Bulgaria, por no pagar las importaciones en rublos.Además, la amenaza de tomar la región proseparatista rusa de Transnistria, en Moldavia, en proceso de anexión a la Unión Europea como Georgia y Ucrania. En términos económicos, Hungría y otros países de Europa evalúan ahora girar rublos a Moscú para no quedarse sin gas.
Las exportaciones de carbón, gas y petróleo le han reportado a Rusia ingresos del orden de los 63.000 millones de euros en los dos meses y monedas transcurridos desde la invasión de Ucrania, según el Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA). El 70% de esas compras correspondió a países europeos. La factura ronda los 44.000 millones de euros.
La amenaza de Putin sobre ataques relámpago para repeler la injerencia occidental en Ucrania coincidió con una cumbre de la OTAN en Ramstein, Alemania, que reunió a más de 40 países occidentales que se comprometieron a entregar armas al gobierno de Volodomir Zelenski.
Literalmente, la OTAN se ha convertido en el arsenal de Zelenski, abriendo una nueva fase de la guerra, mientras Europa paga los gastos de Putin.
CB PAR
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