La película To the Bone gira entorno a la vida de una joven que lucha con un trastorno alimentario. La historia ha provocado mucha conversación sobre una enfermedad que afecta a uno de cada diez estadounidenses en algún momento de sus vidas. Ahora, una aplicación enfocada en esa enfermedad podría ayudar a los dos tercios de personas que sufren los síntomas y que no reciben tratamiento debido al estigma social, según explica Claire Mysko, directora general de la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA por sus siglas en inglés).
"La aplicación hace que sea más fácil obtener ayuda en el momento que reconocen que lo necesitan. Queremos que sea una plataforma para obtener ayuda inmediatamente y esta herramienta les proporciona una forma sencilla de hacerlo", comenta.
La app Record permite a los usuarios registrar las comidas y contestar a preguntas desarrolladas por los expertos clínicos, disponibles a servir ayuda profesional. También ofrece un programa de ocho semanas que tiene como objetivo la recuperación del paciente.
El sistema fue lanzado tras una asociación entre la NEDA y la plataforma móvil de salud mental Recovery Record y, hasta ahora, ya ha recibido más de 50,000 solicitudes a través de Internet. Fue desarrollado por la Universidad de Stanford y el Instituto Nacional de Salud Mental, que proporcionó una subvención de USD 1.2 millones.
Jenna Tregarthe, cofundadora y directora ejecutiva de Recovery Record alertó que la aplicación no puede reemplazar el tratamiento en persona.
"Pasan muchos años antes de que la gente diga algo sobre su batalla silenciosa con los desórdenes alimenticios", lamenta Tregarthen, cuya hermana mantuvo en secreto sus problemas sin decir nada a su familia. "Con más del 80 por ciento de los estadounidenses que ahora poseen teléfonos inteligentes, tenemos la oportunidad de brindar apoyo inmediato, privado y basado en las pruebas. Esperamos que la aplicación rompa las barreras, empodere a más personas a hablar y que, a fin de cuentas, dé resultados", agrega.
Rebecca Blitzeer, una nutricionista certificada en Greenbelt (Maryland) también observó los beneficios de la aplicación y se hizo eco de la importancia del asesoramiento en persona.
Lindsey Hall, que suele hablar en su blog sobre sus luchas contra el trastorno de la alimentación, señaló que la aplicación sería más útil para aquellas personas que están preparadas para enfrentarse a la enfermedad.
"La aplicación tiene mucha información que sirve para cualquier persona que está en el comienzo de su proceso de recuperación. Es como tener un consejero sentado contigo siempre que necesitas ayuda. Eso no existía cuando empecé a padecer mi trastorno alimenticio y me hubiera gustado tenerlo", afirmó.
"Creo que la aplicación se vuelve menos útil a medida que te vas recuperando. Aunque siempre voy a estar luchando contra mi trastorno alimentario, voy a aprender a convivir con ello y no voy a estar obsesionada con el registro de cada comida y a los sentimientos que eso conlleva, que también forma parte de la recuperación", apuntó Hall.
Liana Rosenman y Kristina Saffran, cofundadoras de Project Heal, una organización sin fines de lucro que recauda dinero para pagar los tratamientos con trastornos alimentarios, dicen que la aplicación puede ser un salvavidas para aquellos que no pueden acceder al tratamiento debido al costo, a la falta de recursos o a razones geográficas.
"La aplicación hace que sea más fácil obtener ayuda en el momento que reconocen que lo necesitan. Queremos que sea una plataforma para obtener ayuda inmediatamente y esta herramienta les proporciona una forma sencilla de hacerlo", comenta.
La app Record permite a los usuarios registrar las comidas y contestar a preguntas desarrolladas por los expertos clínicos, disponibles a servir ayuda profesional. También ofrece un programa de ocho semanas que tiene como objetivo la recuperación del paciente.
El sistema fue lanzado tras una asociación entre la NEDA y la plataforma móvil de salud mental Recovery Record y, hasta ahora, ya ha recibido más de 50,000 solicitudes a través de Internet. Fue desarrollado por la Universidad de Stanford y el Instituto Nacional de Salud Mental, que proporcionó una subvención de USD 1.2 millones.
Jenna Tregarthe, cofundadora y directora ejecutiva de Recovery Record alertó que la aplicación no puede reemplazar el tratamiento en persona.
"Pasan muchos años antes de que la gente diga algo sobre su batalla silenciosa con los desórdenes alimenticios", lamenta Tregarthen, cuya hermana mantuvo en secreto sus problemas sin decir nada a su familia. "Con más del 80 por ciento de los estadounidenses que ahora poseen teléfonos inteligentes, tenemos la oportunidad de brindar apoyo inmediato, privado y basado en las pruebas. Esperamos que la aplicación rompa las barreras, empodere a más personas a hablar y que, a fin de cuentas, dé resultados", agrega.
Rebecca Blitzeer, una nutricionista certificada en Greenbelt (Maryland) también observó los beneficios de la aplicación y se hizo eco de la importancia del asesoramiento en persona.
Lindsey Hall, que suele hablar en su blog sobre sus luchas contra el trastorno de la alimentación, señaló que la aplicación sería más útil para aquellas personas que están preparadas para enfrentarse a la enfermedad.
"La aplicación tiene mucha información que sirve para cualquier persona que está en el comienzo de su proceso de recuperación. Es como tener un consejero sentado contigo siempre que necesitas ayuda. Eso no existía cuando empecé a padecer mi trastorno alimenticio y me hubiera gustado tenerlo", afirmó.
"Creo que la aplicación se vuelve menos útil a medida que te vas recuperando. Aunque siempre voy a estar luchando contra mi trastorno alimentario, voy a aprender a convivir con ello y no voy a estar obsesionada con el registro de cada comida y a los sentimientos que eso conlleva, que también forma parte de la recuperación", apuntó Hall.
Liana Rosenman y Kristina Saffran, cofundadoras de Project Heal, una organización sin fines de lucro que recauda dinero para pagar los tratamientos con trastornos alimentarios, dicen que la aplicación puede ser un salvavidas para aquellos que no pueden acceder al tratamiento debido al costo, a la falta de recursos o a razones geográficas.
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