Condenaron a un agente sanitario por violar a su hijastra de 13 años

Pedro Correa (65) fue sentenciado a 12 años de prisión por abuso con acceso carnal contra la menor que debía cuidar en el barrio San Onofre. Una hermana de la víctima destapó el caso.

"Yo me considero inocente, nunca violé, ni abusé de nadie, solo eso quiero que se sepa, que mintieron mucho en mi contra", lanzó Pedro Correa su último intento por convencer al Tribunal Penal 2 de que no merecía ir a prisión.


Las palabras del agente sanitario de 65 años se terminaron por deshilachar media hora más tarde, cuando los jueces retornaron al estrado de la sala de audiencia de la calle San Martín casi 25 de Mayo, y se leyó la sentencia: doce años de cárcel por un hecho de abuso sexual con acceso carnal en contra de su hijastra y otro episodio de abuso simple contra la misma menor, calificado por su rol de guardador, previstos en el artículo 119 (inciso B) del Código Penal Argentino.

La condena se conoció el martes y fue firmada por el presidente del Tribunal, Roque Martín González y los vocales subrogantes Marcela Leiva y Eduardo D’Orsaneo.

Para los tres jueces, Correa cometió los delitos que el fiscal Rolando Oliva acusó y solicitó catorce años de prisión y sucedieron en enero de 2014 en una pequeña vivienda del barrio San Onofre y en un descampado de A4, también en la Zona Sur de Posadas.

Durante su alegato, Oliva repasó el orden y lugares en los que fueron cometidos los abusos y que se conocieron gracias a la denuncia de una hermana -de 18 años- de la víctima a instancias de las docentes de la Escuela 893 “Madre Teresa de Calcuta”, donde concurría la menor.

En Cámara Gesell la adolescente de 13 años narró con claridad para el análisis del fiscal el calvario: fue adormecida con algún tipo de droga y sometida sobre un colchón a corta distancia donde dormían su hermana de 11 años y su madre de 52.

De ese detalle que hizo la víctima, Oliva también destacó que “no supo y tampoco pudo resistirse. Correa puso algo en el agua que la menor bebió antes de acostarse, la inmovilizó, se puso un preservativo y la violó”.

Poco tiempo después, y aún amedrentada por las amenazas de perder la vida si no callaba, Correa la trasladó en una motocicleta por la avenida Cocomarola hasta una zona descampada cerca de la usina de Emsa. Allí frenó y comenzó a manosearla, pero la menor tuvo fuerza suficiente para resistirse y obligar a que Correa desista de su intención marcada por “la salacidad, lujuria, deseo desmedido de actividad sexual”, resaltó Oliva.

“El acoso de Correa hacia la menor fue permanente, la espiaba cuando se bañaba (…) Y la amenazaba para que no hablara”.

Esta situación provocó cambios profundos en la conducta de la víctima y, en octubre del mismo año, dos maestras recurrieron al equipo de orientación y apoyo del establecimiento y citaron a la madre para ponerla en conocimiento de la situación, pero la progenitora no les creyó, negó la acusación a su pareja y no volvió a la escuela a dar explicaciones.

Fue la hermana mayor de edad de la adolescente quien se presentó en la Comisaría de la Mujer de Itaembé Miní y se destapó el caso.

Pedro Correa, agente sanitario público desde 2008, fue defendido durante el debate oral por Javier Noguera, quien alegó que el acusado fue víctima de un complot para que le quitaran su casa, “quedarse con su techo”. Solicitó la absolución e insistió en que no existe ninguna droga o psicotrópico en Posadas que pueda inmovilizar una persona sin que pierda el conocimiento y que la declaración de la menor en Cámara Gesell fue inoculada.

También pidió que, si Correa resultaba condenado a prisión, la pena se cumpla con arresto domiciliario, ya que padecería un avanzado cuadro de diabetes.

De acuerdo a la decisión del Tribunal, el alegato no tuvo la respuesta que Noguera esperaba. Correa fue condenado a doce años prisión.

Los fundamentos del fallo se conocerán el próximo lunes 31 de julio.
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