¿Discrimina Facebook a las mujeres ingenieras? Es una pregunta que puede tomar más de un análisis estadístico para contestarla. El tema ha ganado prominencia gracias la investigación realizada por un ingeniero y ex empleado de Facebook Inc. quien, según The Wall Street Journal, descubrió que se critica más a las mujeres ingenieras que a sus pares masculinos por su programación, con un margen diferencial de 35 por ciento. Facebook respondió al análisis: dijo que era incompleto e inexacto. La cantidad de mujeres en el nivel superior era muy escasa.
La Paradoja de Simpson es uno de los obstáculos más difíciles y fascinantes para la comprensión humana de la estadística. Sostiene que los datos que se agregan pueden generar un panorama totalmente diferente a los subconjuntos de esos mismos datos, pero solo cuando en esos subconjuntos sucede algo interesante.
Consideremos el caso de Facebook. Como datos que se agregan, la "tasa de crítica de la programación" parece bastante misógina. El hecho interesante es que las mujeres se ubican entre ingenieros jóvenes. Si este subgrupo atrae más críticas, entonces, en promedio, las mujeres experimentarán más críticas que el hombre, incluso si no hay diferencia de género dentro de cada rango.
La ceguera ante la Paradoja de Simpson puede ser consecuente. En 1983 el Informe de Riesgo, que estimuló un movimiento de reforma, presentó la inquietante conclusión de que las puntuaciones de los exámenes pre-universitarios (SAT) disminuían con el paso del tiempo. Lo que no mostró es que si se subdivide a quienes rinden el SAT por la calidad de sus escuelas secundarias, se hubiese hallado algo completamente diferente: en cada subgrupo, las puntuaciones mejoraban o se mantenían igual.
Se explicó que más estudiantes de clase baja, de bajos ingresos o de minorías aspiraban a ir a la universidad, y por lo tanto toman el SAT por primera vez. Debido a que típicamente obtienen puntuaciones menores, el promedio general también bajó, aunque sus propias puntuaciones mejoraban con el tiempo. En realidad eran buenas noticias, pero no se informó hasta años después de que se publicara el trabajo original.
Del 2000 al 2013 el salario medio ajustado a la inflación de todos los trabajadores estadounidenses rozaba el 1 por ciento. Pero si se dividiera a los trabajadores por nivel educativo, se encontraría una disminución en cada subgrupo. En este caso el hecho interesante es que aumentó la cantidad de graduados en la fuerza de trabajo. Debido a que los trabajadores educados suelen generar más dinero, su incidencia mayor elevó el salario medio agregado. Esto se podría percibir como bueno (más personas reciben títulos universitarios) o malo (los salarios bajan incluso para los graduados universitarios).
La paradoja de Simpson nos obliga a lidiar con las complicaciones de la realidad. En el caso de Facebook y sus ingenieras, podríamos sentirnos aliviados de que las mujeres no parecen estar enfrentando críticas adicionales por trabajos iguales. Sin embargo, nos deja cuestionándonos por qué no hay mujeres en posiciones superiores. ¿Están siendo promovidas a un rango de salario similar al de los hombres? ¿O se están yendo por alguna razón? En cualquier caso, se necesitará más información —y quizá más que información— para entenderlo y abordarlo.
La Paradoja de Simpson es uno de los obstáculos más difíciles y fascinantes para la comprensión humana de la estadística. Sostiene que los datos que se agregan pueden generar un panorama totalmente diferente a los subconjuntos de esos mismos datos, pero solo cuando en esos subconjuntos sucede algo interesante.
Consideremos el caso de Facebook. Como datos que se agregan, la "tasa de crítica de la programación" parece bastante misógina. El hecho interesante es que las mujeres se ubican entre ingenieros jóvenes. Si este subgrupo atrae más críticas, entonces, en promedio, las mujeres experimentarán más críticas que el hombre, incluso si no hay diferencia de género dentro de cada rango.
La ceguera ante la Paradoja de Simpson puede ser consecuente. En 1983 el Informe de Riesgo, que estimuló un movimiento de reforma, presentó la inquietante conclusión de que las puntuaciones de los exámenes pre-universitarios (SAT) disminuían con el paso del tiempo. Lo que no mostró es que si se subdivide a quienes rinden el SAT por la calidad de sus escuelas secundarias, se hubiese hallado algo completamente diferente: en cada subgrupo, las puntuaciones mejoraban o se mantenían igual.
Se explicó que más estudiantes de clase baja, de bajos ingresos o de minorías aspiraban a ir a la universidad, y por lo tanto toman el SAT por primera vez. Debido a que típicamente obtienen puntuaciones menores, el promedio general también bajó, aunque sus propias puntuaciones mejoraban con el tiempo. En realidad eran buenas noticias, pero no se informó hasta años después de que se publicara el trabajo original.
Del 2000 al 2013 el salario medio ajustado a la inflación de todos los trabajadores estadounidenses rozaba el 1 por ciento. Pero si se dividiera a los trabajadores por nivel educativo, se encontraría una disminución en cada subgrupo. En este caso el hecho interesante es que aumentó la cantidad de graduados en la fuerza de trabajo. Debido a que los trabajadores educados suelen generar más dinero, su incidencia mayor elevó el salario medio agregado. Esto se podría percibir como bueno (más personas reciben títulos universitarios) o malo (los salarios bajan incluso para los graduados universitarios).
La paradoja de Simpson nos obliga a lidiar con las complicaciones de la realidad. En el caso de Facebook y sus ingenieras, podríamos sentirnos aliviados de que las mujeres no parecen estar enfrentando críticas adicionales por trabajos iguales. Sin embargo, nos deja cuestionándonos por qué no hay mujeres en posiciones superiores. ¿Están siendo promovidas a un rango de salario similar al de los hombres? ¿O se están yendo por alguna razón? En cualquier caso, se necesitará más información —y quizá más que información— para entenderlo y abordarlo.
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