Carlos “Cachito” Bareiro, detenido en la cárcel federal de Resistencia y sindicado como uno de los principales narcotraficantes del Nordeste, impartía órdenes al intendente de Itatí, Natividad “Roger” Terán; a su vice, Fabio Aquino, y al comisario del pueblo, Diego Osvaldo Alvarenga, todos apresados en el operativo Sapucay.
Así lo relató en el marco de la megacausa un testigo con identidad reservada, quien además trascendió que las directivas impartidas por Bareiro, eran transmitidas a través de su esposa.
El testigo develó el funcionamiento de una megaestructura narco en Itatí comandada por Cachito (Bareiro) que compró quince embarcaciones y se las dio a varia gente de la zona para pescar, “así se sabe quién está en el río y los pescadores le avisan quién está”. “En la ciudad, a Cachito (por Bareiro) le dicen San Cayetano, porque le da trabajo a todo el mundo”, contó el testigo.
Así se habría asegurado el control del agua; pero también necesitaba complicidades en tierra firme. De aquí que la red narco en Itatí funcionó con la colaboración de policías, gendarmes, prefectos y funcionarios que participaron activamente del tráfico, permitieron su funcionamiento sin oponerse o, por el contrario, lo facilitaron.
La investigación del Juzgado Federal de Sergio Torres, el fiscal Carlos Stornelli y el equipo de la Procunar junto al fiscal correntino Carlos Schaefer, logró establecer la existencia de tres bandas que actuaban de forma coordinada: creen que Bareiro sería quien impartía las órdenes a todos ellos, incluso al intendente Natividad Terán; a su vice, Fabio Aquino; al jefe de la delegación Corrientes de la Policía Federal, Rubén Ferreyra; y al comisario Diego Osvaldo Alvarenga.
De esta manera, Bareiro habría conseguido el total dominio territorial y estatal de Itatí, una ciudad con poco menos de 8.000 habitantes. Le adjudican propiedades y vehículos. Y, en las escuchas, se puede percibir un respeto singular que le guardan los otros jefes a Cachito.
Así lo relató en el marco de la megacausa un testigo con identidad reservada, quien además trascendió que las directivas impartidas por Bareiro, eran transmitidas a través de su esposa.El testigo develó el funcionamiento de una megaestructura narco en Itatí comandada por Cachito (Bareiro) que compró quince embarcaciones y se las dio a varia gente de la zona para pescar, “así se sabe quién está en el río y los pescadores le avisan quién está”. “En la ciudad, a Cachito (por Bareiro) le dicen San Cayetano, porque le da trabajo a todo el mundo”, contó el testigo.
Así se habría asegurado el control del agua; pero también necesitaba complicidades en tierra firme. De aquí que la red narco en Itatí funcionó con la colaboración de policías, gendarmes, prefectos y funcionarios que participaron activamente del tráfico, permitieron su funcionamiento sin oponerse o, por el contrario, lo facilitaron.
La investigación del Juzgado Federal de Sergio Torres, el fiscal Carlos Stornelli y el equipo de la Procunar junto al fiscal correntino Carlos Schaefer, logró establecer la existencia de tres bandas que actuaban de forma coordinada: creen que Bareiro sería quien impartía las órdenes a todos ellos, incluso al intendente Natividad Terán; a su vice, Fabio Aquino; al jefe de la delegación Corrientes de la Policía Federal, Rubén Ferreyra; y al comisario Diego Osvaldo Alvarenga.
De esta manera, Bareiro habría conseguido el total dominio territorial y estatal de Itatí, una ciudad con poco menos de 8.000 habitantes. Le adjudican propiedades y vehículos. Y, en las escuchas, se puede percibir un respeto singular que le guardan los otros jefes a Cachito.