Cuando salga a disputar la Supercopa Argentina ante Lanús en La Plata, en River faltará mucho más que su centrodelantero. Porque la historia de Lucas Alario con la banda roja se entrelaza con esta nueva etapa de títulos de la mano de Gallardo. Porque en la gran mayoría de los partidos decisivos, el Pipa se hizo presente.
Su llegada proveniente de Colón no pudo haber sido mejor, cuando convirtió un gol ante Guaraní en Paraguay, por la semifinal de la Copa Libertadores, para luego repetir en la histórica revancha de la final ante Tigres en el Monumental.
Esos tantos ya le alcanzaban para ganarse el amor de los Millonarios, pero recién empezaba: por Copa Sudamericana, en cuartos de final, abría el camino de la remontada ante Liga de Quito, aunque luego el equipo quedaría eliminado a manos de Huracán. Llegaba el Mundial de Clubes tan esperado y su grito ante Sanfrecce Hiroshima, para pasar a la final contra Barcelona.
Pasaba la Libertadores 2016 y su entrada tardía ante Independiente del Valle, donde más allá de convertir no le alcanzó y River quedaba eliminado. La revancha llegaba en la Recopa ante Independiente Santa Fe y quién sino el Pipa para extender la ventaja que sería definitiva, con un nuevo título internacional.
La Copa Argentina lo encontraba como uno de los goleadores y, después de festejar en la semi ante Gimnasia, tuvo una noche intratable frente a Rosario Central, con dos penales convertidos y un anticipo propio de un goleador, pocos días después de su primer gol en un Superclásico, para gritar bien fuerte campeón. Porque Alario, cuando lo necesitan en un duelo importante, siempre está presente. Porque River, sin Alario, pierde mucho más que un simple goleador.
Su llegada proveniente de Colón no pudo haber sido mejor, cuando convirtió un gol ante Guaraní en Paraguay, por la semifinal de la Copa Libertadores, para luego repetir en la histórica revancha de la final ante Tigres en el Monumental.
Esos tantos ya le alcanzaban para ganarse el amor de los Millonarios, pero recién empezaba: por Copa Sudamericana, en cuartos de final, abría el camino de la remontada ante Liga de Quito, aunque luego el equipo quedaría eliminado a manos de Huracán. Llegaba el Mundial de Clubes tan esperado y su grito ante Sanfrecce Hiroshima, para pasar a la final contra Barcelona.
Pasaba la Libertadores 2016 y su entrada tardía ante Independiente del Valle, donde más allá de convertir no le alcanzó y River quedaba eliminado. La revancha llegaba en la Recopa ante Independiente Santa Fe y quién sino el Pipa para extender la ventaja que sería definitiva, con un nuevo título internacional.
La Copa Argentina lo encontraba como uno de los goleadores y, después de festejar en la semi ante Gimnasia, tuvo una noche intratable frente a Rosario Central, con dos penales convertidos y un anticipo propio de un goleador, pocos días después de su primer gol en un Superclásico, para gritar bien fuerte campeón. Porque Alario, cuando lo necesitan en un duelo importante, siempre está presente. Porque River, sin Alario, pierde mucho más que un simple goleador.
Tags
Deportivas