Fue el miércoles y las víctimas fueron tres familias de San Javier; quemaron uno de los autos.
Tres familias oriundas de San Javier, en total quince misioneros, fueron víctimas de un violento asalto armado en las playas de Torres, en Rio Grande Do Sul, al sur de Brasil.
Los maleantes armados encañonaron a los argentinos y huyeron en uno de los tres automóviles de las víctimas, que apareció ayer quemado a cien kilómetros de distancia.
“Fue alrededor de las 3.40 -hora de la Argentina- del último miércoles. Estábamos descansando cuando escuchamos los gritos de los chicos que vieron a los ladrones. Eran dos y tenían el rostro descubierto. Uno se quedó afuera y el otro entró”, la comerciante Dienifer Borges (26), una de las víctimas.
Las tres familias misioneras alquilaban una casa en la parte “gaúcha” de Torres -ciudad dividida por un río del estado de Santa Catarina- cuando fueron abordadas por los delincuentes. “Le apuntaron en la cabeza a mi papá. Mi novio se quiso mover de la cama y nos apuntó, nos dijo que no nos moviéramos o tiraba”, recordó Borges de la pesadilla que vivió, aún sin poder salir del shock.
El asalto duró entre veinte y treinta minutos. “Estaban muy nerviosos, podían haber llevado más cosas, pero estaban nerviosos”, recordó Dienifer, quien aseguró que fue un “momento horrible”.
Los maleantes se alzaron con un teléfono celular, dinero en efectivo y el Chevrolet Astra de la familia de la comerciante, que apareció recién ayer abandonado y quemado en una playa de Osorio, unos cien kilómetros al sur de Torres. Afortunadamente ninguna de las víctimas sufrió heridas.
“Fue un momento muy feo. Ahora estamos viendo cómo vamos a hacer para volver a nuestras casas. Fue un susto, un miedo tremendo. Estamos traumados aún, nos esforzamos todo el año para disfrutar de las vacaciones y nos sucede esto”, sintetizó Borges, entre el dolor y la impotencia.
Una pésima reacción policial
Borges le contó a este Diario que la respuesta de las autoridades policiales ante el hecho fue pésimo y rozó incluso lo ilegal.
“Uno de los policías le dijo a mi novio que cuando los brasileros son robados en Argentina no hacen nada, así que por eso teníamos que esperar, porque justo era feriado y no iban a hacer nada”, contó la joven, indignada por la situación.
La entrevistada agregó que había cámaras de seguridad en las casas vecinas, aunque “la Policía jamás vino a chequear nada”, tras lo cual aseguró que si los uniformados hubiesen hecho algo, quizás se hubiese evitado hallar quemado el auto de la familia.
“Nos enteramos del hallazgo por las noticias, que incluso decían que el auto no tenía pedido de secuestro ni nada, osea que ni siquiera alertaron para que los detuvieran”, consignó.
Tras subrayar que decidió contar todo para que otros turistas estén prevenidos, aseguró que “nunca más” volverá a veranear a Torres.
Tres familias oriundas de San Javier, en total quince misioneros, fueron víctimas de un violento asalto armado en las playas de Torres, en Rio Grande Do Sul, al sur de Brasil.
Los maleantes armados encañonaron a los argentinos y huyeron en uno de los tres automóviles de las víctimas, que apareció ayer quemado a cien kilómetros de distancia.
“Fue alrededor de las 3.40 -hora de la Argentina- del último miércoles. Estábamos descansando cuando escuchamos los gritos de los chicos que vieron a los ladrones. Eran dos y tenían el rostro descubierto. Uno se quedó afuera y el otro entró”, la comerciante Dienifer Borges (26), una de las víctimas.
Las tres familias misioneras alquilaban una casa en la parte “gaúcha” de Torres -ciudad dividida por un río del estado de Santa Catarina- cuando fueron abordadas por los delincuentes. “Le apuntaron en la cabeza a mi papá. Mi novio se quiso mover de la cama y nos apuntó, nos dijo que no nos moviéramos o tiraba”, recordó Borges de la pesadilla que vivió, aún sin poder salir del shock.
El asalto duró entre veinte y treinta minutos. “Estaban muy nerviosos, podían haber llevado más cosas, pero estaban nerviosos”, recordó Dienifer, quien aseguró que fue un “momento horrible”.
Los maleantes se alzaron con un teléfono celular, dinero en efectivo y el Chevrolet Astra de la familia de la comerciante, que apareció recién ayer abandonado y quemado en una playa de Osorio, unos cien kilómetros al sur de Torres. Afortunadamente ninguna de las víctimas sufrió heridas.
“Fue un momento muy feo. Ahora estamos viendo cómo vamos a hacer para volver a nuestras casas. Fue un susto, un miedo tremendo. Estamos traumados aún, nos esforzamos todo el año para disfrutar de las vacaciones y nos sucede esto”, sintetizó Borges, entre el dolor y la impotencia.
Una pésima reacción policial
Borges le contó a este Diario que la respuesta de las autoridades policiales ante el hecho fue pésimo y rozó incluso lo ilegal.
“Uno de los policías le dijo a mi novio que cuando los brasileros son robados en Argentina no hacen nada, así que por eso teníamos que esperar, porque justo era feriado y no iban a hacer nada”, contó la joven, indignada por la situación.
La entrevistada agregó que había cámaras de seguridad en las casas vecinas, aunque “la Policía jamás vino a chequear nada”, tras lo cual aseguró que si los uniformados hubiesen hecho algo, quizás se hubiese evitado hallar quemado el auto de la familia.
“Nos enteramos del hallazgo por las noticias, que incluso decían que el auto no tenía pedido de secuestro ni nada, osea que ni siquiera alertaron para que los detuvieran”, consignó.
Tras subrayar que decidió contar todo para que otros turistas estén prevenidos, aseguró que “nunca más” volverá a veranear a Torres.
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