A propósito de la denuncia por discriminación que realizó una mujer transexual contra la seguridad de un restaurante local, que le prohibió el ingreso a sanitarios y le echó del lugar, El Territorio dialogó con Dana Valiente, activista por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT).
Valiente preside la asociación civil De la Calle a la Dignidad y es referente en la defensa de derechos adquiridos de identidad de género y diversidad sexual.
Acerca del episodio por discriminación que ya tiene un expediente en curso en el Inadi y una exposición en dependencia policial del centro de Posadas, Valiente señaló que “la discriminación que sufrimos las personas transexuales y transgénero son cosa de todos los días y de toda la vida y en todos los ámbitos de la sociedad, y especialmente en locales de recreación, donde disfrazan ignorancia y prejuicios detrás del derecho de admisión”.
Refirió que en la capital hay por lo menos 250 travestis y deben sumarse los varones transexuales. Y en toda la provincia este grupo lo conformarían más de 300 personas.
“Somos una minoría, pero nuestros derechos están garantizados por ley, son derechos constitucionales, que la gente no debe desconocer, porque no reclamamos nada que no corresponda, pedimos que haya más capacitación para que la sociedad pueda entender los alcances de la Ley de Identidad de Género y la Ley contra la Discriminación”.
El domingo pasado de madrugada, una chica trans que había asistido a un conocido local nocturno con amigas sufrió maltrato por parte del agente de la Policía que cumplía funciones de seguridad, según su relato. Por este hecho, radicó la denuncia en la fuerza y ante el Inadi.
“Por la cercanía que tengo con las personas trans y por mi propia experiencia, puedo asegurar que en Posadas hay sólo tres boliches o bares que dejan ingresar travestis, que son los locales bailanteros que siempre estuvieron a la vanguardia en temas de inclusión, pero hay círculos en que no podemos entrar porque además de gays, de travestis, somos pobres y somos excluidos”, lamentó.
La organización civil -que lleva un año y medio trabajando para mejorar las condiciones de vida de este colectivo- avanza en la conformación de una cooperativa de trabajo y en una asesoría jurídica para frenar avasallamientos.
“Lo que más nos preocupa es que los trans somos discriminados en todos los ámbitos, es difícil para un niño trans ser aceptado, el rechazo empieza muy temprano en la familia, después en la escuela, en lo laboral y te dejan pocas puertas, casi ninguna posibilidad”.
Ella se definió muy joven como mujer y comenzó su transformación física al mismo tiempo que crecía el rechazo de los demás. “Ejercí el trabajo sexual por falta de oportunidades, porque no hay una verdadera inclusión, es difícil que te den un laburo porque sos diferente, pero no me detuve, salí de eso y hoy creo que es posible generar oportunidades, aunque esto sólo puede darse si nos unimos como colectivo social, nos informamos, nos movilizamos y nos hacemos fuertes”.
La realidad de las travestis en Misiones no es diferente a la que afrontan otras personas con esta identidad sexual en el país.
“Sin oportunidad de estudiar ni de trabajar, queda la prostitución, y enseguida en esta situación de vulnerabilidad quedás expuesta a las drogas, el alcohol, la violencia, el maltrato, clientes que no pagan o que pagan para no usar protección y te pegan una enfermedad de transmisión sexual”. Consecuencia de este sistema de exclusión, señaló: “La expectativa de vida de una persona trans en Argentina es de 32 años y bajó porque antes era de 35; las chicas trans se mueren en la calle, en la pobreza, con depresión, enfermedades o por violencia o crímenes de odio, en la provincia son víctimas Macarena y Evelyn Rojas”.
Valiente preside la asociación civil De la Calle a la Dignidad y es referente en la defensa de derechos adquiridos de identidad de género y diversidad sexual.
Acerca del episodio por discriminación que ya tiene un expediente en curso en el Inadi y una exposición en dependencia policial del centro de Posadas, Valiente señaló que “la discriminación que sufrimos las personas transexuales y transgénero son cosa de todos los días y de toda la vida y en todos los ámbitos de la sociedad, y especialmente en locales de recreación, donde disfrazan ignorancia y prejuicios detrás del derecho de admisión”.
Refirió que en la capital hay por lo menos 250 travestis y deben sumarse los varones transexuales. Y en toda la provincia este grupo lo conformarían más de 300 personas.
“Somos una minoría, pero nuestros derechos están garantizados por ley, son derechos constitucionales, que la gente no debe desconocer, porque no reclamamos nada que no corresponda, pedimos que haya más capacitación para que la sociedad pueda entender los alcances de la Ley de Identidad de Género y la Ley contra la Discriminación”.
El domingo pasado de madrugada, una chica trans que había asistido a un conocido local nocturno con amigas sufrió maltrato por parte del agente de la Policía que cumplía funciones de seguridad, según su relato. Por este hecho, radicó la denuncia en la fuerza y ante el Inadi.
“Por la cercanía que tengo con las personas trans y por mi propia experiencia, puedo asegurar que en Posadas hay sólo tres boliches o bares que dejan ingresar travestis, que son los locales bailanteros que siempre estuvieron a la vanguardia en temas de inclusión, pero hay círculos en que no podemos entrar porque además de gays, de travestis, somos pobres y somos excluidos”, lamentó.
La organización civil -que lleva un año y medio trabajando para mejorar las condiciones de vida de este colectivo- avanza en la conformación de una cooperativa de trabajo y en una asesoría jurídica para frenar avasallamientos.
“Lo que más nos preocupa es que los trans somos discriminados en todos los ámbitos, es difícil para un niño trans ser aceptado, el rechazo empieza muy temprano en la familia, después en la escuela, en lo laboral y te dejan pocas puertas, casi ninguna posibilidad”.
Ella se definió muy joven como mujer y comenzó su transformación física al mismo tiempo que crecía el rechazo de los demás. “Ejercí el trabajo sexual por falta de oportunidades, porque no hay una verdadera inclusión, es difícil que te den un laburo porque sos diferente, pero no me detuve, salí de eso y hoy creo que es posible generar oportunidades, aunque esto sólo puede darse si nos unimos como colectivo social, nos informamos, nos movilizamos y nos hacemos fuertes”.
La realidad de las travestis en Misiones no es diferente a la que afrontan otras personas con esta identidad sexual en el país.
“Sin oportunidad de estudiar ni de trabajar, queda la prostitución, y enseguida en esta situación de vulnerabilidad quedás expuesta a las drogas, el alcohol, la violencia, el maltrato, clientes que no pagan o que pagan para no usar protección y te pegan una enfermedad de transmisión sexual”. Consecuencia de este sistema de exclusión, señaló: “La expectativa de vida de una persona trans en Argentina es de 32 años y bajó porque antes era de 35; las chicas trans se mueren en la calle, en la pobreza, con depresión, enfermedades o por violencia o crímenes de odio, en la provincia son víctimas Macarena y Evelyn Rojas”.