Ayer por la tarde el gobierno porteño llegó a un acuerdo con los manteros en el conflicto por el uso del espacio público para la venta ilegal. Aunque no con todos. El sector conformado por inmigrantes senegaleses no formó parte de las negociaciones y muchos aseguran que no pudieron inscribirse en el censo. Desde el gobierno porteño dijeron que la intención es regularizar también su situación.
La comunidad senegalesa en la Argentina, que se dedica en su gran mayoría a la venta ambulante, no tuvo representación en las reuniones entre manteros y funcionarios de Ambiente y Espacio Público que se llevaron a cabo para poner fin al conflicto que lleva años instalado en la Ciudad, pero que volvió a marcar agenda tras los incidentes ocurridos el martes en Once.
El presidente de la Asociación de Senegaleses en la Argentina, Moustafa Sene, dijo a LA NACION que varios se acercaron a los puestos de registro de vendedores ambulantes pero fueron rechazados porque no tienen DNI, sino un Certificado de Residencia Precaria (una constancia de que el trámite de residencia está iniciado, que permite ingresar y egresar del país, trabajar, estudiar, solicitar atención médica y efectuar trámites).
El ministro de Modernización porteño, Andrés Freire, dijo ayer en conferencia de prensa en la Cámara Argentina Empresaria: "Nadie dijo específicamente que los senegaleses tienen que tener su representante propio". Y agregó, en referencia a los delegados de otras comunidades de manteros, que "esta propuesta es para todos; no es sólo para los representados de este grupo de gente".
Una vocera del ministerio de Modernización dijo a LA NACION que la intención en el censo es incluir a los senegaleses y ayudarlos para que puedan quedar registrados. Sin embargo, hasta anoche era incierta la situación de los vendedores ambulantes de esta comunidad.
"Queremos ser recibidos como la comunidad boliviana y peruana", dijo un vendedor ambulante senegalés que se encontraba en Once durante el conflicto. "Estuvimos más de dos horas sin que nos reciban. Tenemos miedo, porque nos dejan afuera a los africanos. No nos anotaron en una lista. Ni uno solo de nosotros está anotado".
Entre los vendedores ambulantes africanos hay varios provenientes de países como Malí, Nigeria, Ghana, Sierra Leona, Liberia, Camerún y Guinea. Pero la mayor parte llegó de Senegal.
La comunidad senegalesa empezó a formarse en la Argentina a mediados de la década del 90. Vinieron en oleadas de 100, 200, 300 personas, según el mes y el año, como pudo constatar LA NACION en los registros estadísticos de la Dirección Nacional de Migraciones. Pero no hay una cifra oficial sobre la cantidad de senegaleses que hay en el país.
La socióloga y doctora especializada en inmigración senegalesa en la Argentina Gisele Kleidermacher informó a LA NACION que los investigadores calculan que hay alrededor de 4000 inmigrantes senegaleses en el territorio argentino, con fuerte concentración en los centros urbanos, en especial en áreas comerciales.
En 2013, la DNM aprobó un régimen especial para regularizar extranjeros de esa nacionalidad que permitió a muchos obtener su residencia. Pero una gran parte de los que viven hoy en la Argentina, en especial los que llegaron en los últimos tres años, se encuentran en una situación provisoria y, en muchos casos, irregular.
Mientras tanto, Senegal no tiene una Embajada en la Argentina desde 2002, cuando fue cerrada junto con otras como parte del ajuste de Cancillería por la crisis económica. En 2015, la entonces presidenta Cristina Kirchner dispuso la reapertura de la Embajada argentina en Senegal pero no ocurrió lo mismo en sentido inverso.
Durante el conflicto en Once los vendedores senegaleses se mantuvieron al margen del corte y los disturbios, a pesar de que otros manteros les pedían que se sumen al grupo que frenaba el tránsito, según pudo registrar LA NACION.
"Muchas veces los medios quieren asociar a nuestra comunidad con la violencia. Pero nosotros somos conocidos como gente trabajadora, responsable, seria y honesta. No es que los senegaleses no van a protestar y se quedaron en el costado; optaron por sumarse a la protesta, manifestando su enojo, pero de manera más tranquila. La violencia no es nuestra esencia", reflexionó Sene, que llegó a la Argentina hace 9 años, domina por completo el castellano y trabaja en la Dirección Nacional de Migraciones.
También consideró que la "exclusión" de las reuniones entre manteros y el gobierno porteño está relacionada con la falta de representación de la comunidad. "Los senegaleses en la Argentina tal vez no tienen la capacidad de otros dirigentes, que tienen más experiencia, conocen el idioma, el lugar y viven acá hace mucho tiempo. Los senegaleses no están organizados. Si tuvieran un líder en este ámbito de la venta ambulante, creo que no hubieran quedado excluidos de las reuniones", dijo.
Y remarcó que ayer recibió llamados de las Secretarías de Derechos Humanos de la Nación y la Ciudad y hoy mantendrán una reunión para discutir la situación.
El idioma, el límite
Los senegaleses se encuentran instalados en las principales ciudades de Tucumán, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y Salta. Varios se dedican a dar clases de percusión, o brindan servicios en el rubro gastronómico y hotelero. Pero la mayoría elige la venta ambulante de bijouterie, anteojos y carteras, una actividad que no les exige conocimiento profundo del idioma, el principal limitante para ellos, según Kleidermacher. "La mayoría habla el wolof (dialecto de la etnia del mismo nombre) y algunos también saben francés. Pero no llegan con un buen conocimiento del castellano", explicó.
Desde los 90 y hasta la actualidad emigran desde Senegal jóvenes entre 18 y 30 años, en su gran mayoría hombres. "En la Argentina habrá alrededor de 200 mujeres, no mucho más. Siguen a sus maridos y a veces llegan con sus hijos. Al día de hoy siguen arribando senegaleses en la Argentina", dijo la investigadora.
El conflicto
La manifestación se prolongó durante más de dos días mientras delegados de los puesteros negociaban alguna solución con el gobierno porteño. Ayer se llegó a un acuerdo, aunque, por ahora, no con todos los vendedores.
Los puntos del acuerdo son:
Un curso gratuito de capacitación por 60 días, dictado por profesores del Ministerio de Modernización de la Ciudad de Buenos Aires, relacionados con inserción laboral, técnicas de venta y emprendedurismo.Los censados tendrán que asistir al curso 4 horas por día, 5 días a la semana.Un incentivo de 11.700 pesos mensuales por dos meses, del que se va a hacer cargo la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).La inscripción en el monotributo social para facturar el monto de las ventas a CAME.Una caja de ahorro. Quienes no la tuvieren, el Banco Ciudad abrirá gratuitamente una social.Para mantener los beneficios no podrán incurrir en la venta ilegal por 60 días.
La comunidad senegalesa en la Argentina, que se dedica en su gran mayoría a la venta ambulante, no tuvo representación en las reuniones entre manteros y funcionarios de Ambiente y Espacio Público que se llevaron a cabo para poner fin al conflicto que lleva años instalado en la Ciudad, pero que volvió a marcar agenda tras los incidentes ocurridos el martes en Once.
El presidente de la Asociación de Senegaleses en la Argentina, Moustafa Sene, dijo a LA NACION que varios se acercaron a los puestos de registro de vendedores ambulantes pero fueron rechazados porque no tienen DNI, sino un Certificado de Residencia Precaria (una constancia de que el trámite de residencia está iniciado, que permite ingresar y egresar del país, trabajar, estudiar, solicitar atención médica y efectuar trámites).
El ministro de Modernización porteño, Andrés Freire, dijo ayer en conferencia de prensa en la Cámara Argentina Empresaria: "Nadie dijo específicamente que los senegaleses tienen que tener su representante propio". Y agregó, en referencia a los delegados de otras comunidades de manteros, que "esta propuesta es para todos; no es sólo para los representados de este grupo de gente".
Una vocera del ministerio de Modernización dijo a LA NACION que la intención en el censo es incluir a los senegaleses y ayudarlos para que puedan quedar registrados. Sin embargo, hasta anoche era incierta la situación de los vendedores ambulantes de esta comunidad.
"Queremos ser recibidos como la comunidad boliviana y peruana", dijo un vendedor ambulante senegalés que se encontraba en Once durante el conflicto. "Estuvimos más de dos horas sin que nos reciban. Tenemos miedo, porque nos dejan afuera a los africanos. No nos anotaron en una lista. Ni uno solo de nosotros está anotado".
Entre los vendedores ambulantes africanos hay varios provenientes de países como Malí, Nigeria, Ghana, Sierra Leona, Liberia, Camerún y Guinea. Pero la mayor parte llegó de Senegal.
La comunidad senegalesa empezó a formarse en la Argentina a mediados de la década del 90. Vinieron en oleadas de 100, 200, 300 personas, según el mes y el año, como pudo constatar LA NACION en los registros estadísticos de la Dirección Nacional de Migraciones. Pero no hay una cifra oficial sobre la cantidad de senegaleses que hay en el país.
La socióloga y doctora especializada en inmigración senegalesa en la Argentina Gisele Kleidermacher informó a LA NACION que los investigadores calculan que hay alrededor de 4000 inmigrantes senegaleses en el territorio argentino, con fuerte concentración en los centros urbanos, en especial en áreas comerciales.
En 2013, la DNM aprobó un régimen especial para regularizar extranjeros de esa nacionalidad que permitió a muchos obtener su residencia. Pero una gran parte de los que viven hoy en la Argentina, en especial los que llegaron en los últimos tres años, se encuentran en una situación provisoria y, en muchos casos, irregular.
Mientras tanto, Senegal no tiene una Embajada en la Argentina desde 2002, cuando fue cerrada junto con otras como parte del ajuste de Cancillería por la crisis económica. En 2015, la entonces presidenta Cristina Kirchner dispuso la reapertura de la Embajada argentina en Senegal pero no ocurrió lo mismo en sentido inverso.
Durante el conflicto en Once los vendedores senegaleses se mantuvieron al margen del corte y los disturbios, a pesar de que otros manteros les pedían que se sumen al grupo que frenaba el tránsito, según pudo registrar LA NACION.
"Muchas veces los medios quieren asociar a nuestra comunidad con la violencia. Pero nosotros somos conocidos como gente trabajadora, responsable, seria y honesta. No es que los senegaleses no van a protestar y se quedaron en el costado; optaron por sumarse a la protesta, manifestando su enojo, pero de manera más tranquila. La violencia no es nuestra esencia", reflexionó Sene, que llegó a la Argentina hace 9 años, domina por completo el castellano y trabaja en la Dirección Nacional de Migraciones.
También consideró que la "exclusión" de las reuniones entre manteros y el gobierno porteño está relacionada con la falta de representación de la comunidad. "Los senegaleses en la Argentina tal vez no tienen la capacidad de otros dirigentes, que tienen más experiencia, conocen el idioma, el lugar y viven acá hace mucho tiempo. Los senegaleses no están organizados. Si tuvieran un líder en este ámbito de la venta ambulante, creo que no hubieran quedado excluidos de las reuniones", dijo.
Y remarcó que ayer recibió llamados de las Secretarías de Derechos Humanos de la Nación y la Ciudad y hoy mantendrán una reunión para discutir la situación.
El idioma, el límite
Los senegaleses se encuentran instalados en las principales ciudades de Tucumán, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y Salta. Varios se dedican a dar clases de percusión, o brindan servicios en el rubro gastronómico y hotelero. Pero la mayoría elige la venta ambulante de bijouterie, anteojos y carteras, una actividad que no les exige conocimiento profundo del idioma, el principal limitante para ellos, según Kleidermacher. "La mayoría habla el wolof (dialecto de la etnia del mismo nombre) y algunos también saben francés. Pero no llegan con un buen conocimiento del castellano", explicó.
Desde los 90 y hasta la actualidad emigran desde Senegal jóvenes entre 18 y 30 años, en su gran mayoría hombres. "En la Argentina habrá alrededor de 200 mujeres, no mucho más. Siguen a sus maridos y a veces llegan con sus hijos. Al día de hoy siguen arribando senegaleses en la Argentina", dijo la investigadora.
El conflicto
La manifestación se prolongó durante más de dos días mientras delegados de los puesteros negociaban alguna solución con el gobierno porteño. Ayer se llegó a un acuerdo, aunque, por ahora, no con todos los vendedores.
Los puntos del acuerdo son:
Un curso gratuito de capacitación por 60 días, dictado por profesores del Ministerio de Modernización de la Ciudad de Buenos Aires, relacionados con inserción laboral, técnicas de venta y emprendedurismo.Los censados tendrán que asistir al curso 4 horas por día, 5 días a la semana.Un incentivo de 11.700 pesos mensuales por dos meses, del que se va a hacer cargo la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).La inscripción en el monotributo social para facturar el monto de las ventas a CAME.Una caja de ahorro. Quienes no la tuvieren, el Banco Ciudad abrirá gratuitamente una social.Para mantener los beneficios no podrán incurrir en la venta ilegal por 60 días.
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