La técnica hace furor en Brasil y comienza a tener adeptas en las playas argentinas y uruguayas. Consiste en exponerse al sol con pedacitos de cinta adhesiva en las partes íntimas, en vez de usar una bikini. Los riesgos para la salud
La innovación para el cuidado estético no se detiene. A algunas personas con el fin de querer sobresalir, no les importa siquiera las posibles consecuencias y se someten a tratamientos que ponen en riesgo la salud. Un ejemplo de ello es la marquinha, la nueva tendencia brasileña que puede llegó a las playas argentinas y uruguayas.
Esta técnica de bronceado se trata de tomar el sol durante tres horas al día con el uso mínimo del bronceador y la aplicación de cintas adhesivas en las zonas donde cubriría el bikini, para marcar significativamente la diferencia entre la sombra del conjunto y el resto del cuerpo.
Las delgadas tiras de cinta aislante bloquean totalmente el sol, lo que permite que la marca del bronceado quede mucho más visible, y así sea más destacado el contraste entre la piel bronceada y la que quedó cubierta.
La impulsora de esta manera de asolearse es Erika Romero, de 34 años, quien fundó este negocio en el barrio de Realengo, en la zona oeste de Río de Janeiro. Cada día recibe en su hogar a las clientas que madrugan y hacen cola a partir de las 6 de la mañana, para asolearse en la terraza de la casa. La sesión cuesta 70 reales (unos 20 dólares).
De acuerdo a la creadora, la marquinha "encanta" a los hombres porque "imita a la perfección el bikini más diminuto", dijo a EFE. Sin embargo, conseguir esta máxima demarcación posible de las líneas de bronceado puede traer consecuencias para la salud.
La innovación para el cuidado estético no se detiene. A algunas personas con el fin de querer sobresalir, no les importa siquiera las posibles consecuencias y se someten a tratamientos que ponen en riesgo la salud. Un ejemplo de ello es la marquinha, la nueva tendencia brasileña que puede llegó a las playas argentinas y uruguayas.
Esta técnica de bronceado se trata de tomar el sol durante tres horas al día con el uso mínimo del bronceador y la aplicación de cintas adhesivas en las zonas donde cubriría el bikini, para marcar significativamente la diferencia entre la sombra del conjunto y el resto del cuerpo.
Las delgadas tiras de cinta aislante bloquean totalmente el sol, lo que permite que la marca del bronceado quede mucho más visible, y así sea más destacado el contraste entre la piel bronceada y la que quedó cubierta.
Marquinha perfeita produto @ErikaBronze vem verão ☀️☀️☀️ pic.twitter.com/ZnQ8vKhd7v— Erika Bronze (@ErikaBronze) 22 de noviembre de 2016
La impulsora de esta manera de asolearse es Erika Romero, de 34 años, quien fundó este negocio en el barrio de Realengo, en la zona oeste de Río de Janeiro. Cada día recibe en su hogar a las clientas que madrugan y hacen cola a partir de las 6 de la mañana, para asolearse en la terraza de la casa. La sesión cuesta 70 reales (unos 20 dólares).
De acuerdo a la creadora, la marquinha "encanta" a los hombres porque "imita a la perfección el bikini más diminuto", dijo a EFE. Sin embargo, conseguir esta máxima demarcación posible de las líneas de bronceado puede traer consecuencias para la salud.
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