El republicano consiguió un claro triunfo sobre su rival demócrata Hillary Clinton tras imponerse en estados claves. El resultado provoca conmoción interna y externa. Las encuestas fallaron una vez más
Contra todos los pronósticos y la férrea oposición que plantearon los grandes medios de los Estados Unidos y el mundo, Donald Trump será el 45° presidente estadounidense. Fue luego de que derrotara sorpresivamente a Hillary Clinton, la favorita de los encuestadores.
La carrera de Trump hacia la Casa Blanca fue atípica. La primera conmoción la generó puertas adentro del Partido Republicano, donde derrotó uno por uno al resto de los candidatos, mucho más experimentados en la arena política, pero con menos batallas en los medios.
Ese camino no le resultó gratis y lo llenó de rivales: hasta el día mismo de la elección, los líderes de su partido le dieron la espalda; incluso, al estallar el escándalo de las escuchas denigrantes hacia las mujeres, varios gobernadores y senadores le pidieron su renuncia. Él no hizo caso y continuó decidido.
Luego fue el turno de su rival de este martes. Hillary Clinton sufrió en carne propia el aluvión de votos del empresario multimillonario. La demócrata no pudo vencerlo pese a contar con el apoyo de los principales hombres de negocios del país, con los medios a su favor y con las encuestas que siempre -salvo excepciones- la dieron como favorita.
Contra todos los pronósticos y la férrea oposición que plantearon los grandes medios de los Estados Unidos y el mundo, Donald Trump será el 45° presidente estadounidense. Fue luego de que derrotara sorpresivamente a Hillary Clinton, la favorita de los encuestadores.
La carrera de Trump hacia la Casa Blanca fue atípica. La primera conmoción la generó puertas adentro del Partido Republicano, donde derrotó uno por uno al resto de los candidatos, mucho más experimentados en la arena política, pero con menos batallas en los medios.
Ese camino no le resultó gratis y lo llenó de rivales: hasta el día mismo de la elección, los líderes de su partido le dieron la espalda; incluso, al estallar el escándalo de las escuchas denigrantes hacia las mujeres, varios gobernadores y senadores le pidieron su renuncia. Él no hizo caso y continuó decidido.
Luego fue el turno de su rival de este martes. Hillary Clinton sufrió en carne propia el aluvión de votos del empresario multimillonario. La demócrata no pudo vencerlo pese a contar con el apoyo de los principales hombres de negocios del país, con los medios a su favor y con las encuestas que siempre -salvo excepciones- la dieron como favorita.
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