Más de 4 millones de personas, principalmente mujeres y niños, mueren anualmente en todo el mundo por una razón que raramente se publica en la prensa.
Según la organización británica de ayuda social Practical Action, más de 3.000 millones de personas alrededor del planeta queman madera, carbón o estiércol para cocinar, hervir agua o calentar el hogar. Esta práctica, utilizada principalmente por los sectores más pobres de la población mundial causa daños pulmonares crónicos cuando se ejecuta en ambientes cerrados.
Mantener una hora de fuego encendido en el interior de la casa equivale, según datos de la organización, a unos 400 cigarrillos encendidos, lo que refleja la magnitud de este problema. Es por ese motivo que los especialistas estiman que esta práctica produce más muertes que el sida, la tuberculosis o la malaria juntos.
Como es de suponer, los más afectados por esta causa son las mujeres y los niños pequeños, quienes pasan más tiempo en los hogares, sobre todo en los climas fríos como las zonas montañosas de Nepal o Bolivia.
Una de las soluciones a este problema es la instalación de una simple tubería que desvíe el humo hacia el exterior de la casa. Sin embargo, el precio que se debe pagar por esa solución —unos 100 dólares estadounidenses— puede resultar demasiado alto para las familias de los sectores más pobres. Además, la ignorancia sobre este problema es otro de los causantes para su propagación, pues muchas personas consideran que los problemas respiratorios son parte integral de la vida, lo que dificulta su erradicación.
Según la organización británica de ayuda social Practical Action, más de 3.000 millones de personas alrededor del planeta queman madera, carbón o estiércol para cocinar, hervir agua o calentar el hogar. Esta práctica, utilizada principalmente por los sectores más pobres de la población mundial causa daños pulmonares crónicos cuando se ejecuta en ambientes cerrados.
Mantener una hora de fuego encendido en el interior de la casa equivale, según datos de la organización, a unos 400 cigarrillos encendidos, lo que refleja la magnitud de este problema. Es por ese motivo que los especialistas estiman que esta práctica produce más muertes que el sida, la tuberculosis o la malaria juntos.
Como es de suponer, los más afectados por esta causa son las mujeres y los niños pequeños, quienes pasan más tiempo en los hogares, sobre todo en los climas fríos como las zonas montañosas de Nepal o Bolivia.
Una de las soluciones a este problema es la instalación de una simple tubería que desvíe el humo hacia el exterior de la casa. Sin embargo, el precio que se debe pagar por esa solución —unos 100 dólares estadounidenses— puede resultar demasiado alto para las familias de los sectores más pobres. Además, la ignorancia sobre este problema es otro de los causantes para su propagación, pues muchas personas consideran que los problemas respiratorios son parte integral de la vida, lo que dificulta su erradicación.
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