No habría peronismo sin esa significativa fecha, sin las masas desposeídas avanzando sobre la Plaza de Mayo. Pero hoy sabemos que las cosas no fueron exactamente como se las contó
Lo dijo Juan Domingo Perón en una de las clases de Conducción Política que dio en marzo de 1951 en la Escuela Superior Peronista: "La acción jamás está impulsada ni por las masas ni por el pueblo, sino por los dirigentes que son los que conducen. La masa va a donde la conducen sus dirigentes y si no, se desborda, y ¡Dios me libre!"
Antes, el 13 de noviembre de 1946, se lo reconoció sin tapujos a un grupo de intelectuales: "Cuando la lucha se hizo un poco fuerte entre los que estábamos trabajando la masa contra las fuerzas contrarias, es que yo recurrí a una concentración manifestando que si no teníamos en la misma trescientos mil hombres, renunciaría, pero afortunadamente hemos tenido a muchos más".
No habría peronismo sin 17 de Octubre
En efecto, Perón se jactó muchas veces de tener la capacidad de llevar a la masa a donde él quería y, en especial, de haber decidido y organizado la movilización del 17 de octubre de 1945 y la construcción posterior en el relato como mito de origen, un antes y después definitivo, el instante en el que todo empezó, sino la Nación, por lo menos la Patria.
Es que no habría peronismo sin 17 de Octubre, sin las masas sudorosas con ropas raídas que vinieron desde las barriadas pobres hasta el centro de la ciudad para pedir la libertad del líder preso, sobreponiéndose a las fuerzas de la represión y sorprendiendo al poder con una manifestación que superó el millón de personas. Aunque hoy se sabe que las cosas no fueron exactamente como las creemos.
Primero, en las poquísimas fotos que se conocen del 17 de octubre original se ve a obreros bien vestidos, incluso con trajes, porque así es como se venía al centro de la ciudad. Se trataba de trabajadores, no de marginales.
Por otro lado, son varios los investigadores que observaron sin encandilarse el fenómeno peronista y concluyeron que Perón urdió una maniobra para hacerse meter preso por la Marina, la única fuerza aliadófila, y así salvar la Revolución del 43, el golpe que buscó alinear la Argentina con el Eje, que tres meses antes había perdido la Segunda Guerra Mundial.
Semanas antes, el 19 de septiembre del 45, se había realizado una megamanifestación, la Marcha por la Constitución y la Libertad, donde además de Spruille Braden confluyeron radicales, socialistas, comunistas, feministas como Alicia Moreau de Justo, dirigentes estudiantes como Néstor Grancelli Cha, intelectuales como Juan Valmaggia, obreros como José Peters, también la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural. Desde el aparato de comunicación peronista se demonizó esa movilización y la Unión Democrática que la convocó, pero las fotos demuestran que llevó tanta gente (mucho más que la del 17 de octubre), que provocó a Perón a querer organizar otra mayor.
Por supuesto, también sabemos hoy que la movilización del 17 de octubre no solo no fue reprimida, sino que fue alentada por las fuerzas de seguridad. Tanto, que cuando Perón habló esa noche en el balcón de la Casa Rosada dijo "que sea esta hora histórica cara a la República y cree un vínculo de unión que haga indestructible la hermandad entre el Pueblo, el Ejército y la Policía". No fue lo que pasó el 19 de septiembre, cuando hubo presos y heridos y un acoso fenomenal de las fuerzas parapoliciales filonazis.
Tampoco hubo un millón de personas. Oscar Troncoso, autor del artículo "Verdades y mentiras del 17 de octubre", dice que esa cifra fue repetida hasta en algunos estudios realizados por investigadores argentinos y extranjeros, cuando ni siquiera la propaganda oficial hablaba de esa cifra. El que dio ese número fue La Época, el único diario peronista que había por entonces, dirigido por Eduardo Colom, que puso en circulación gracias a un préstamo no reembolsable que le entregó en efectivo Raúl Apold, por entonces asesor informal de Perón.
En El 45, Félix Luna da una cifra contemporizadora, habla de 200.000 a 500.000 personas. Sin embargo, Troncoso -que estuvo ese día en la Plaza de Mayo como soldado activo- dice que con la plaza colmada y cubiertas las diagonales y la Avenida de Mayo pueden caber como máximo entre 100.000 y 120.000 personas.
En el diario El Mercurio, de Chile, se habló de "millares de personas", en el Jornal Do Brasil, de 30 mil personas, y en El País de Montevideo, se publicó una declaración de prensa de la UCR donde se aseguró que la movilización "no fue espontánea, sino preparada por la Policía Federal y la Secretaría de Trabajo, convertida en una gran maquinaria de propaganda de tipo fascista que cuenta con ramificaciones en todo el país"; que en las fábricas y en los gremios los trabajadores "fueron obligados por elementos oficialistas y por la policía a abandonar el trabajo o adherir a la marcha"; que "el número de manifestantes no fue ni aproximadamente lo que fue proclamado, sino de 60 mil personas, incluidos mujeres y niños"; que "muchos manifestantes recibieron dinero por estar presentes"; que "en la preparación el ex vicepresidente contó con todo el auxilio oficial, pues fueron cedidos camiones, transportes y también alimentos para los asistentes a la Plaza de Mayo".
Cipriano Reyes, un verdadero protagonista del 17 de Octubre ya que actuó por fuera de la estructura cegetista (que se mantuvo al margen) y movilizó obreros de Berisso, Ensenada, La Plata y a las fábricas que quedaban de paso hacia la Plaza de Mayo, reconoció que "no salimos a repartir bombones, era un movimiento revolucionario, en algunos casos nos metimos en algunos establecimientos y los llevamos por medio de la fuerza".
Félix Luna fue el primero que no ocultó su asombro por la falta de imágenes de ese momento, ante todo por el hecho de que "no se conserve un testimonio exacto y completo del momento más importante de la vida política de Perón, el gobernante más filmado, fotografiado y grabado del país". El gran historiador argentino explica esa paradoja aduciendo que ese instante no le perteneció a Perón, sino al pueblo, donde se proyectó "a leyenda, mito y hasta folklore". Fue su forma de aludir a la distancia entre lo que creemos y lo que de verdad pasó.
Por cierto, mi hipótesis es que Perón no estuvo conforme con la cantidad de personas que fueron a la Plaza, ni con lo que dijo frente al balcón, ni con las personas que lo acompañaron a hablarle a la masa y por eso evitó distribuir fotos y filmaciones de esa jornada, al punto que Leonardo Favio tuvo que reconocer que en su película "Sinfonía del sentimiento" tampoco pudo incluir imágenes del 17 de Octubre original.
Esos 17 de Octubre con la Plaza de Mayo colmada, donde no cabe un alfiler y se ve gente del pueblo con carteles expresando su amor a Perón y a Eva, son posteriores, más específicamente desde 1948, cuando el gobierno creó la Comisión Permanente de Homenaje al 17 de Octubre y la fiesta se transformó en una ceremonia de Estado.
Desde la derrota del Eje, Perón hizo un fenomenal esfuerzo por evitar que los partidos aliadófilos digitasen la convocatoria a elecciones. Con la movilización del 17 de octubre del 45 logró volcar la situación a su favor. Dedicaría los próximos años a construir su relato.
Lo dijo Juan Domingo Perón en una de las clases de Conducción Política que dio en marzo de 1951 en la Escuela Superior Peronista: "La acción jamás está impulsada ni por las masas ni por el pueblo, sino por los dirigentes que son los que conducen. La masa va a donde la conducen sus dirigentes y si no, se desborda, y ¡Dios me libre!"
Antes, el 13 de noviembre de 1946, se lo reconoció sin tapujos a un grupo de intelectuales: "Cuando la lucha se hizo un poco fuerte entre los que estábamos trabajando la masa contra las fuerzas contrarias, es que yo recurrí a una concentración manifestando que si no teníamos en la misma trescientos mil hombres, renunciaría, pero afortunadamente hemos tenido a muchos más".
No habría peronismo sin 17 de Octubre
En efecto, Perón se jactó muchas veces de tener la capacidad de llevar a la masa a donde él quería y, en especial, de haber decidido y organizado la movilización del 17 de octubre de 1945 y la construcción posterior en el relato como mito de origen, un antes y después definitivo, el instante en el que todo empezó, sino la Nación, por lo menos la Patria.
Es que no habría peronismo sin 17 de Octubre, sin las masas sudorosas con ropas raídas que vinieron desde las barriadas pobres hasta el centro de la ciudad para pedir la libertad del líder preso, sobreponiéndose a las fuerzas de la represión y sorprendiendo al poder con una manifestación que superó el millón de personas. Aunque hoy se sabe que las cosas no fueron exactamente como las creemos.
Primero, en las poquísimas fotos que se conocen del 17 de octubre original se ve a obreros bien vestidos, incluso con trajes, porque así es como se venía al centro de la ciudad. Se trataba de trabajadores, no de marginales.
Por otro lado, son varios los investigadores que observaron sin encandilarse el fenómeno peronista y concluyeron que Perón urdió una maniobra para hacerse meter preso por la Marina, la única fuerza aliadófila, y así salvar la Revolución del 43, el golpe que buscó alinear la Argentina con el Eje, que tres meses antes había perdido la Segunda Guerra Mundial.
Semanas antes, el 19 de septiembre del 45, se había realizado una megamanifestación, la Marcha por la Constitución y la Libertad, donde además de Spruille Braden confluyeron radicales, socialistas, comunistas, feministas como Alicia Moreau de Justo, dirigentes estudiantes como Néstor Grancelli Cha, intelectuales como Juan Valmaggia, obreros como José Peters, también la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural. Desde el aparato de comunicación peronista se demonizó esa movilización y la Unión Democrática que la convocó, pero las fotos demuestran que llevó tanta gente (mucho más que la del 17 de octubre), que provocó a Perón a querer organizar otra mayor.
Por supuesto, también sabemos hoy que la movilización del 17 de octubre no solo no fue reprimida, sino que fue alentada por las fuerzas de seguridad. Tanto, que cuando Perón habló esa noche en el balcón de la Casa Rosada dijo "que sea esta hora histórica cara a la República y cree un vínculo de unión que haga indestructible la hermandad entre el Pueblo, el Ejército y la Policía". No fue lo que pasó el 19 de septiembre, cuando hubo presos y heridos y un acoso fenomenal de las fuerzas parapoliciales filonazis.
Tampoco hubo un millón de personas. Oscar Troncoso, autor del artículo "Verdades y mentiras del 17 de octubre", dice que esa cifra fue repetida hasta en algunos estudios realizados por investigadores argentinos y extranjeros, cuando ni siquiera la propaganda oficial hablaba de esa cifra. El que dio ese número fue La Época, el único diario peronista que había por entonces, dirigido por Eduardo Colom, que puso en circulación gracias a un préstamo no reembolsable que le entregó en efectivo Raúl Apold, por entonces asesor informal de Perón.
En El 45, Félix Luna da una cifra contemporizadora, habla de 200.000 a 500.000 personas. Sin embargo, Troncoso -que estuvo ese día en la Plaza de Mayo como soldado activo- dice que con la plaza colmada y cubiertas las diagonales y la Avenida de Mayo pueden caber como máximo entre 100.000 y 120.000 personas.
En el diario El Mercurio, de Chile, se habló de "millares de personas", en el Jornal Do Brasil, de 30 mil personas, y en El País de Montevideo, se publicó una declaración de prensa de la UCR donde se aseguró que la movilización "no fue espontánea, sino preparada por la Policía Federal y la Secretaría de Trabajo, convertida en una gran maquinaria de propaganda de tipo fascista que cuenta con ramificaciones en todo el país"; que en las fábricas y en los gremios los trabajadores "fueron obligados por elementos oficialistas y por la policía a abandonar el trabajo o adherir a la marcha"; que "el número de manifestantes no fue ni aproximadamente lo que fue proclamado, sino de 60 mil personas, incluidos mujeres y niños"; que "muchos manifestantes recibieron dinero por estar presentes"; que "en la preparación el ex vicepresidente contó con todo el auxilio oficial, pues fueron cedidos camiones, transportes y también alimentos para los asistentes a la Plaza de Mayo".
Cipriano Reyes, un verdadero protagonista del 17 de Octubre ya que actuó por fuera de la estructura cegetista (que se mantuvo al margen) y movilizó obreros de Berisso, Ensenada, La Plata y a las fábricas que quedaban de paso hacia la Plaza de Mayo, reconoció que "no salimos a repartir bombones, era un movimiento revolucionario, en algunos casos nos metimos en algunos establecimientos y los llevamos por medio de la fuerza".
Félix Luna fue el primero que no ocultó su asombro por la falta de imágenes de ese momento, ante todo por el hecho de que "no se conserve un testimonio exacto y completo del momento más importante de la vida política de Perón, el gobernante más filmado, fotografiado y grabado del país". El gran historiador argentino explica esa paradoja aduciendo que ese instante no le perteneció a Perón, sino al pueblo, donde se proyectó "a leyenda, mito y hasta folklore". Fue su forma de aludir a la distancia entre lo que creemos y lo que de verdad pasó.
Por cierto, mi hipótesis es que Perón no estuvo conforme con la cantidad de personas que fueron a la Plaza, ni con lo que dijo frente al balcón, ni con las personas que lo acompañaron a hablarle a la masa y por eso evitó distribuir fotos y filmaciones de esa jornada, al punto que Leonardo Favio tuvo que reconocer que en su película "Sinfonía del sentimiento" tampoco pudo incluir imágenes del 17 de Octubre original.
Esos 17 de Octubre con la Plaza de Mayo colmada, donde no cabe un alfiler y se ve gente del pueblo con carteles expresando su amor a Perón y a Eva, son posteriores, más específicamente desde 1948, cuando el gobierno creó la Comisión Permanente de Homenaje al 17 de Octubre y la fiesta se transformó en una ceremonia de Estado.
Desde la derrota del Eje, Perón hizo un fenomenal esfuerzo por evitar que los partidos aliadófilos digitasen la convocatoria a elecciones. Con la movilización del 17 de octubre del 45 logró volcar la situación a su favor. Dedicaría los próximos años a construir su relato.
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