Casos.Es Noiva do Cordeiro, una pequeña aldea rural, con raíces que llegan a fines del 1800. Famosas por su belleza, ellas admiten que les gustaría que los hombres llegarán al pueblo, pero advierten: "Antes tienen que estar de acuerdo con vivir bajo nuestras reglas".
Es Noiva do Cordeiro, una pequeña aldea rural, con raíces que llegan a fines del 1800. Famosas por su belleza, ellas admiten que les gustaría que los hombres llegarán al pueblo, pero advierten: “Antes tienen que estar de acuerdo con vivir bajo nuestras reglas”.
Suena como un guión de telenovela. Un pequeño pueblo rural en el sureste de Brasil habitado por 600 mujeres hermosas y mayormente solteras entre 20 y 35 años, que buscan hombres solteros y amor. Pero no se trata de cualquier aldea en el campo, se trata de Noiva do Cordeiro. Un pueblo a menos de 500 kilómetros de Río de Janeiro, fundado por mujeres con reputación de ser “fáciles”, donde los hombres son poco comunes, y miembros masculinos de las familias trabajan fuera de lunes a viernes y casi no están.
Las que mandan allí en definitiva son ellas.
“No besé a un hombre en mucho tiempo. Todas soñamos con enamorarnos y casarnos, pero nos gusta vivir aquí y no queremos dejar el pueblo para ir en busca de un marido. Nos gustaría que los hombres dejaran sus vidas para venir aquí y ser parte de las nuestras. Pero antes tienen que estar de acuerdo con hacer lo que decimos y vivir bajo nuestras reglas”, declaró Nelma Fernandez, de 23 años, al Daily Mail.
Noiva do Cordeiro (Novia del Cordero) fue fundado por Maria Senhorinha de Lima. Una mujer que fue excomulgada por la Iglesia católica en el 1891 por adulterio después de dejar su matrimonio “arreglado”, por otro hombre. Maria Senhorinha y otras mujeres marcadas en aquella época como “fáciles” o “de mala vida” crearon su propio santuario lejos de una población que las juzgaba.
Por muchos años vivieron aisladas hasta 1940, cuando un pastor evangélico, Anisio Pereira, se casó con Delina Fernandes Pereira, de tan sólo 16 años, nieta de Maria Senhorinha y fundó la iglesia. Durante estos años, el pastor impuso una ley puritánica; prohibiendo el consumo de alcohol, que las mujeres se corten el pelo y cualquier tipo de anticonceptivo. No fue hasta 1995, cuando Pereira murió que las mujeres desmantelaron las normas patriarcales y decidieron nunca más dejar a ningún hombre legislar sus vidas.
“Sin anticonceptivos, las familias eran muy grandes y se morían de hambre porque eran demasiadas bocas para alimentar”, le dijo al Daily Mail Edinele, de 30 años, una de las bisnietas de Maria Senhorinha. “Las mujeres se dieron cuenta de que no estaba bien y que podían hacerlo mucho mejor sin las reglas del hombre”.
Hoy la aldea matriarcal es próspera sin disputas ni peleas.
“Hay muchas cosas que las mujeres hacen mejor que los hombres. Nuestro pueblo es bonito, organizado, y mucho más armonioso que si los hombres estuviesen al cargo. Cuando hay problemas o disputas resolvemos las cosas como mujeres, buscando el consenso en vez del conflicto”, le dijo Rosalee Fernandes, de 49 años, al Telegraph. “Tenemos a Dios en nuestros corazones. No necesitamos asistir a la iglesia, casarnos frente a un cura o bautizar a nuestros hijos. Esas reglas fueron creadas por los hombres”.
Sin embargo, las mujeres reconocen que los hombres son necesarios para algunas cosas.
“Las chicas no se van a quejar si aparecen hombres buenos aquí, perono están desesperadas”, explica Fernandes. “Y es que, como todo, el amor también necesita su tiempo”.
Es Noiva do Cordeiro, una pequeña aldea rural, con raíces que llegan a fines del 1800. Famosas por su belleza, ellas admiten que les gustaría que los hombres llegarán al pueblo, pero advierten: “Antes tienen que estar de acuerdo con vivir bajo nuestras reglas”.
Suena como un guión de telenovela. Un pequeño pueblo rural en el sureste de Brasil habitado por 600 mujeres hermosas y mayormente solteras entre 20 y 35 años, que buscan hombres solteros y amor. Pero no se trata de cualquier aldea en el campo, se trata de Noiva do Cordeiro. Un pueblo a menos de 500 kilómetros de Río de Janeiro, fundado por mujeres con reputación de ser “fáciles”, donde los hombres son poco comunes, y miembros masculinos de las familias trabajan fuera de lunes a viernes y casi no están.
Las que mandan allí en definitiva son ellas.
“No besé a un hombre en mucho tiempo. Todas soñamos con enamorarnos y casarnos, pero nos gusta vivir aquí y no queremos dejar el pueblo para ir en busca de un marido. Nos gustaría que los hombres dejaran sus vidas para venir aquí y ser parte de las nuestras. Pero antes tienen que estar de acuerdo con hacer lo que decimos y vivir bajo nuestras reglas”, declaró Nelma Fernandez, de 23 años, al Daily Mail.
Noiva do Cordeiro (Novia del Cordero) fue fundado por Maria Senhorinha de Lima. Una mujer que fue excomulgada por la Iglesia católica en el 1891 por adulterio después de dejar su matrimonio “arreglado”, por otro hombre. Maria Senhorinha y otras mujeres marcadas en aquella época como “fáciles” o “de mala vida” crearon su propio santuario lejos de una población que las juzgaba.
Por muchos años vivieron aisladas hasta 1940, cuando un pastor evangélico, Anisio Pereira, se casó con Delina Fernandes Pereira, de tan sólo 16 años, nieta de Maria Senhorinha y fundó la iglesia. Durante estos años, el pastor impuso una ley puritánica; prohibiendo el consumo de alcohol, que las mujeres se corten el pelo y cualquier tipo de anticonceptivo. No fue hasta 1995, cuando Pereira murió que las mujeres desmantelaron las normas patriarcales y decidieron nunca más dejar a ningún hombre legislar sus vidas.
“Sin anticonceptivos, las familias eran muy grandes y se morían de hambre porque eran demasiadas bocas para alimentar”, le dijo al Daily Mail Edinele, de 30 años, una de las bisnietas de Maria Senhorinha. “Las mujeres se dieron cuenta de que no estaba bien y que podían hacerlo mucho mejor sin las reglas del hombre”.
Hoy la aldea matriarcal es próspera sin disputas ni peleas.
“Hay muchas cosas que las mujeres hacen mejor que los hombres. Nuestro pueblo es bonito, organizado, y mucho más armonioso que si los hombres estuviesen al cargo. Cuando hay problemas o disputas resolvemos las cosas como mujeres, buscando el consenso en vez del conflicto”, le dijo Rosalee Fernandes, de 49 años, al Telegraph. “Tenemos a Dios en nuestros corazones. No necesitamos asistir a la iglesia, casarnos frente a un cura o bautizar a nuestros hijos. Esas reglas fueron creadas por los hombres”.
Sin embargo, las mujeres reconocen que los hombres son necesarios para algunas cosas.
“Las chicas no se van a quejar si aparecen hombres buenos aquí, perono están desesperadas”, explica Fernandes. “Y es que, como todo, el amor también necesita su tiempo”.