Los científicos no se ponen de acuerdo. Mientras algunos sostienen que existe un componente hereditario en la elección sexual, otros aseguran que se da por un condicionamiento del entorno
Durante la última década, el concepto de "Born this way" (o en castellano "nacimos de esta forma"), es el resumen del pensamiento de una gran parte de la sociedad que sostiene que la sexualidad es genética y, con algunas intervenciones científicas, se ha hecho cada vez más importante. Se ha convertido además en una estrategia política, en particular para las comunidades de gays y lesbianas, que lo ven como una manera de protegerse de la discriminación.
La ciencia ha buscado explicaciones biológicas a los deseos sexuales durante siglos, principalmente con el lamentable fin de encontrar una "cura" para los "deseos pervertidos". En el más cruel de los ejemplos, el régimen Nazi en Alemania invirtió importantes recursos para encontrar las razones de la homosexualidad y curarla.
Sin embargo, en las últimas décadas, la búsqueda de un "gen gay" se ha intensificado. En 1991, por ejemplo, Simon LeVay, un neurocientífico británico, dio a conocer un estudio en el que sugirió que ciertas diferencias pequeñas en el tamaño de células específicas en el cerebro podrían influir en la orientación sexual de los hombres. En 1993 esta investigación se centró en la genética, cuando el genetista estadonidense Dean Hamer afirmó que algunos marcadores en el cromosoma X podrían influir en el desarrollo de la orientación hacia el mismo sexo en los hombres.
El asunto llegó a los diarios nuevamente el año pasado después de la publicación de un estudio realizado por el doctor Alan Sanders que estudió los genes en 409 pares de hermanos gays, advirtiendo que pueden compartir marcadores genéticos en el cromosoma X y el cromosoma 8.
Ha habido diversas críticas sobre el estudio de Sanders por parte de sus colegas, quienes discuten que los resultados no fueron "estadísticamente significativos", lo que puede sonar como una crítica leve pero es un gran dilema dentro de la comunidad científica. Si bien los periódicos promueven cada estudio como una "confirmación del gen gay", la realidad es muy diferente.
Estas cuestiones ponen de manifiesto un tema fundamental que va más allá de las peculiaridades de estos estudios particulares. Los científicos se preguntan si la homosexualidad es natural cuando no se puede ni siquiera coincidir exactamente sobre qué es la homosexualidad.
La homosexualidad, como todas las sexualidades, es una construcción social. En el libro Historia de la Sexualidad Michel Foucault trazó un cambio importante en la construcción de los deseos sexuales durante los últimos siglos. En primer lugar, la idea de que los deseos sexuales revelan una verdad fundamental sobre quién es uno, y en segundo lugar, la convicción de que se tiene la obligación de buscar la verdad y expresarla.
El sexo se ha convertido en una parte esencial de la identidad. De ahí la creación de los términos "homosexualidad" y "heterosexualidad", términos que no estaban relacionados con las verdades físicas, sino con las verdades sociales. Esta es la imagen de la sexualidad, en donde los deseos sexuales ayudan a construir la identidad social, que se cree que muestra una verdad fundamental acerca de lo que son las personas.
¿Qué pasaba antes?
La Antigua Grecia se suele señalar como una de las sociedades más abiertas en relación con los actos homosexuales masculinos, que fueron vistos por algunos como "las formas más dignas, sagradas y piadosas de amor".
Esta cultura es conocida por incluir un tipo de relaciones que llamó pederastia, una forma socialmente reconocida y aceptable de amor erótico entre un hombre adulto y un hombre más joven (adolescente, no niño).
Esto está directamente relacionado con la sociedad de hoy. Las diferentes percepciones de belleza femenina a lo largo de los siglos, por ejemplo: lo más bello en la época del Renacimiento eran las mujeres voluptuosas con pechos grandes mientras que la belleza de la Inglaterra victoriana giraba en torno a una figura de diminuta cintura creada por corsés. Ambos son muy diferentes a los ideales dominantes de belleza femenina actual, que están (de forma muy polémica) basados en gran medida en un ideal de delgadez.
Este es el principal problema que enfrenta la postura del "gen gay". Los deseos e ideales sexuales cambian según lo hace la sociedad en un momento dado.
Las mujeres, también objeto de estudio
Mientras que casi toda la investigación del "gen gay" se ha centrado en los hombres homosexuales, la investigación sobre los deseos sexuales femeninos ha avanzado también. En 2006 por ejemplo, Linda Garnets y Anne Peplau presentaron un estudio que describieron como un "cambio de paradigma" en la sexualidad femenina.
Encontraron que la orientación sexual de la mujer es potencialmente fluida, formada por experiencias y puede cambiar en el transcurso de la vida. Lo más importante que destacan es que la orientación sexual de la mujer está "determinada por factores sociales y culturales como la educación, la condición social, las oportunidades económicas y las actitudes sobre los roles de las mujeres."
El deseo sexual se debe a una serie de diferentes factores, incluyendo la biología, la crianza de una persona, la educación y la construcción social de la época. Mientras que la "fluidez" sexual femenina, por ejemplo, puede estar vinculada a la aceptación social de esa idea. La sexualidad se debe a una serie de factores que no se entienden plenamente.
Esto resalta que aún se desconoce cómo se crea la sexualidad y por qué algunas personas terminan con diferentes deseos sexuales que otras. Si se revisa la historia, está claro que no se debe a un marcador genético inherente. Jenny Graves de la Universidad La Trobe en Australia sugiere que sea probable que tanto hombres como mujeres heredarán variantes genéticas que conduzcan a esto.
Un artículo de The Guardian señala que la lucha contra la homofobia y contra quienes pretenden "curar" a los homosexuales no debe atacarse con el argumento "nacimos de esta manera", sino con un cambio de paradigma en la ideología que se inculca en general, en los niños sobre todo. Cuando se trata de la sexualidad es muy poco probable que se haya "nacido de esta forma", dicen, ya que la biología cumple obviamente un rol en el debate pero el condicionamiento social parece estar mucho más relacionado con los deseos sexuales y, como cualquier otro condicionamiento, puede romperse o modificarse.
Durante la última década, el concepto de "Born this way" (o en castellano "nacimos de esta forma"), es el resumen del pensamiento de una gran parte de la sociedad que sostiene que la sexualidad es genética y, con algunas intervenciones científicas, se ha hecho cada vez más importante. Se ha convertido además en una estrategia política, en particular para las comunidades de gays y lesbianas, que lo ven como una manera de protegerse de la discriminación.
La ciencia ha buscado explicaciones biológicas a los deseos sexuales durante siglos, principalmente con el lamentable fin de encontrar una "cura" para los "deseos pervertidos". En el más cruel de los ejemplos, el régimen Nazi en Alemania invirtió importantes recursos para encontrar las razones de la homosexualidad y curarla.
Sin embargo, en las últimas décadas, la búsqueda de un "gen gay" se ha intensificado. En 1991, por ejemplo, Simon LeVay, un neurocientífico británico, dio a conocer un estudio en el que sugirió que ciertas diferencias pequeñas en el tamaño de células específicas en el cerebro podrían influir en la orientación sexual de los hombres. En 1993 esta investigación se centró en la genética, cuando el genetista estadonidense Dean Hamer afirmó que algunos marcadores en el cromosoma X podrían influir en el desarrollo de la orientación hacia el mismo sexo en los hombres.
El asunto llegó a los diarios nuevamente el año pasado después de la publicación de un estudio realizado por el doctor Alan Sanders que estudió los genes en 409 pares de hermanos gays, advirtiendo que pueden compartir marcadores genéticos en el cromosoma X y el cromosoma 8.
Ha habido diversas críticas sobre el estudio de Sanders por parte de sus colegas, quienes discuten que los resultados no fueron "estadísticamente significativos", lo que puede sonar como una crítica leve pero es un gran dilema dentro de la comunidad científica. Si bien los periódicos promueven cada estudio como una "confirmación del gen gay", la realidad es muy diferente.
Estas cuestiones ponen de manifiesto un tema fundamental que va más allá de las peculiaridades de estos estudios particulares. Los científicos se preguntan si la homosexualidad es natural cuando no se puede ni siquiera coincidir exactamente sobre qué es la homosexualidad.
La homosexualidad, como todas las sexualidades, es una construcción social. En el libro Historia de la Sexualidad Michel Foucault trazó un cambio importante en la construcción de los deseos sexuales durante los últimos siglos. En primer lugar, la idea de que los deseos sexuales revelan una verdad fundamental sobre quién es uno, y en segundo lugar, la convicción de que se tiene la obligación de buscar la verdad y expresarla.
El sexo se ha convertido en una parte esencial de la identidad. De ahí la creación de los términos "homosexualidad" y "heterosexualidad", términos que no estaban relacionados con las verdades físicas, sino con las verdades sociales. Esta es la imagen de la sexualidad, en donde los deseos sexuales ayudan a construir la identidad social, que se cree que muestra una verdad fundamental acerca de lo que son las personas.
¿Qué pasaba antes?
La Antigua Grecia se suele señalar como una de las sociedades más abiertas en relación con los actos homosexuales masculinos, que fueron vistos por algunos como "las formas más dignas, sagradas y piadosas de amor".
Esta cultura es conocida por incluir un tipo de relaciones que llamó pederastia, una forma socialmente reconocida y aceptable de amor erótico entre un hombre adulto y un hombre más joven (adolescente, no niño).
Esto está directamente relacionado con la sociedad de hoy. Las diferentes percepciones de belleza femenina a lo largo de los siglos, por ejemplo: lo más bello en la época del Renacimiento eran las mujeres voluptuosas con pechos grandes mientras que la belleza de la Inglaterra victoriana giraba en torno a una figura de diminuta cintura creada por corsés. Ambos son muy diferentes a los ideales dominantes de belleza femenina actual, que están (de forma muy polémica) basados en gran medida en un ideal de delgadez.
Este es el principal problema que enfrenta la postura del "gen gay". Los deseos e ideales sexuales cambian según lo hace la sociedad en un momento dado.
Las mujeres, también objeto de estudio
Mientras que casi toda la investigación del "gen gay" se ha centrado en los hombres homosexuales, la investigación sobre los deseos sexuales femeninos ha avanzado también. En 2006 por ejemplo, Linda Garnets y Anne Peplau presentaron un estudio que describieron como un "cambio de paradigma" en la sexualidad femenina.
Encontraron que la orientación sexual de la mujer es potencialmente fluida, formada por experiencias y puede cambiar en el transcurso de la vida. Lo más importante que destacan es que la orientación sexual de la mujer está "determinada por factores sociales y culturales como la educación, la condición social, las oportunidades económicas y las actitudes sobre los roles de las mujeres."
El deseo sexual se debe a una serie de diferentes factores, incluyendo la biología, la crianza de una persona, la educación y la construcción social de la época. Mientras que la "fluidez" sexual femenina, por ejemplo, puede estar vinculada a la aceptación social de esa idea. La sexualidad se debe a una serie de factores que no se entienden plenamente.
Esto resalta que aún se desconoce cómo se crea la sexualidad y por qué algunas personas terminan con diferentes deseos sexuales que otras. Si se revisa la historia, está claro que no se debe a un marcador genético inherente. Jenny Graves de la Universidad La Trobe en Australia sugiere que sea probable que tanto hombres como mujeres heredarán variantes genéticas que conduzcan a esto.
Un artículo de The Guardian señala que la lucha contra la homofobia y contra quienes pretenden "curar" a los homosexuales no debe atacarse con el argumento "nacimos de esta manera", sino con un cambio de paradigma en la ideología que se inculca en general, en los niños sobre todo. Cuando se trata de la sexualidad es muy poco probable que se haya "nacido de esta forma", dicen, ya que la biología cumple obviamente un rol en el debate pero el condicionamiento social parece estar mucho más relacionado con los deseos sexuales y, como cualquier otro condicionamiento, puede romperse o modificarse.
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