EL grupo jihadista se apoderó de "la perla del desierto", caracterizada por sus reliquias arqueológicas
IRUT.- El futuro de la histórica ciudad de Palmira, una de las joyas arqueológicas de Oriente Medio, es preocupante después de que el grupo terrorista Estado Islámico (EI) tomara ayer el control absoluto de este "tesoro" del desierto sirio, en Homs.
Tras ocho días de combates, el EI reivindicó en Twitter la captura total de la ciudad, afirmando que las fuerzas del régimen había "huido dejando detrás un gran número de muertos entre sus filas".
Con la toma de este oasis fronterizo con Irak, el Estado Islámico controla "ya más de 95.000 kilómetros en Siria, el 50%" de Siria", señaló el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
La captura de Palmira, uno de los seis lugares sirios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, fue un golpe de efecto para la milicia radical, sólo días después de tomar la estratégica ciudad de Ramadi en la principal provincia sunnita de Irak.
"Los combatientes del EI están en todos lados en Tadmor [nombre árabe de Palmira], también junto al sitio arqueológico" situado en el suroeste de la ciudad, dijo Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
Según el OSDH, las tropas del régimen sirio se retiraron de sus posiciones en la ciudad, abandonando puestos militares en la Badiya (desierto sirio), en el aeropuerto militar y en la prisión, en la que los jihadistas entraron por la noche.
Barzai, gobernador de la provincia central de Homs, donde se encuentra Palmira, dijo que el ejército sirio está ahora a las afueras de la localidad, desde donde ataca a los refuerzos de Estado Islámico.
"No hemos recibido ninguna noticia sobre la destrucción (de la zona arqueológica) -declaró el mandatario-. Esperamos que no haya masacres en la ciudad ni daños a las ruinas".
Palmira tiene una población de unas 65.000 personas, según Barazi, quien agregó que 1.300 residentes huyeron en los últimos días y más intentaban hacerlo hoy, a Homs y Damasco.
Al tomar la ciudad, Estado Islámico invadió también la prisión de Tadmur, tristemente célebre por la masacre de cientos de detenidos en la década del 80 y para los sirios es el símbolo del terror y la tortura del régimen de Hafez al Asad, padre del actual presidente, Bashar.
Desde el inicio de la ofensiva el 13 de mayo, la batalla de Palmira ha dejado 462 muertos, según un balance del OSDH: 71 civiles (muchos ejecutados por el EI), 241 soldados sirios y 150 jihadistas.
IRUT.- El futuro de la histórica ciudad de Palmira, una de las joyas arqueológicas de Oriente Medio, es preocupante después de que el grupo terrorista Estado Islámico (EI) tomara ayer el control absoluto de este "tesoro" del desierto sirio, en Homs.
Tras ocho días de combates, el EI reivindicó en Twitter la captura total de la ciudad, afirmando que las fuerzas del régimen había "huido dejando detrás un gran número de muertos entre sus filas".
Con la toma de este oasis fronterizo con Irak, el Estado Islámico controla "ya más de 95.000 kilómetros en Siria, el 50%" de Siria", señaló el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
La captura de Palmira, uno de los seis lugares sirios incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, fue un golpe de efecto para la milicia radical, sólo días después de tomar la estratégica ciudad de Ramadi en la principal provincia sunnita de Irak.
"Los combatientes del EI están en todos lados en Tadmor [nombre árabe de Palmira], también junto al sitio arqueológico" situado en el suroeste de la ciudad, dijo Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
Según el OSDH, las tropas del régimen sirio se retiraron de sus posiciones en la ciudad, abandonando puestos militares en la Badiya (desierto sirio), en el aeropuerto militar y en la prisión, en la que los jihadistas entraron por la noche.
Barzai, gobernador de la provincia central de Homs, donde se encuentra Palmira, dijo que el ejército sirio está ahora a las afueras de la localidad, desde donde ataca a los refuerzos de Estado Islámico.
"No hemos recibido ninguna noticia sobre la destrucción (de la zona arqueológica) -declaró el mandatario-. Esperamos que no haya masacres en la ciudad ni daños a las ruinas".
Palmira tiene una población de unas 65.000 personas, según Barazi, quien agregó que 1.300 residentes huyeron en los últimos días y más intentaban hacerlo hoy, a Homs y Damasco.
Al tomar la ciudad, Estado Islámico invadió también la prisión de Tadmur, tristemente célebre por la masacre de cientos de detenidos en la década del 80 y para los sirios es el símbolo del terror y la tortura del régimen de Hafez al Asad, padre del actual presidente, Bashar.
Desde el inicio de la ofensiva el 13 de mayo, la batalla de Palmira ha dejado 462 muertos, según un balance del OSDH: 71 civiles (muchos ejecutados por el EI), 241 soldados sirios y 150 jihadistas.
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