El 10 por ciento de los casos en el Manantial son por consumo de crack
Las autoridades de Salud Pública aseguraron que pacientes no superan los 30 años, y que la demanda crece en Iguazú, Eldorado y Posadas
El crack deriva de la cocaína y se fuma en aluminio. | Foto: Gentileza
Las autoridades del Monoclínico Centro Manantial de la ciudad de Posadas aseguraron que en el último mes el 10% de los casos recepcionados fueron por consumo de crack. Se trata de un derivado de la cocaína, que se fuma en una base de aluminio y funciona como un estimulante al activar todo el sistema nervioso central, según explicaron los especialistas.
En la provincia, los casos se presentan en las localidades de Iguazú y Eldorado, y en el último mes también en la capital provincial. Los pacientes son adolescentes y jóvenes adultos de 14 a 30 años. En esta franja etaria, cada mes el centro recibe cinco casos de consumo dependiente. Generalmente la adicción comienza con la ingesta de alcohol y pastillas tranquilizantes.
Al respecto, Juan Gustavo Marín, director de Asistencia, Rehabilitación y Prevención de Adicciones, contó: “Estamos viendo que más pacientes llegan con problemas en el consumo de crack combinado con alcohol y pastillas”.
De acuerdo a las estadísticas del centro, la zona Norte sería la más vulnerable debido a que los casos se generan con mayor frecuencia en los espacios que tienen una afluencia masiva de visitantes. “En la triple frontera, la venta es mucho más factible por el movimiento de dinero extranjero y que el acceso al crack es más fácil que la cocaína”.
La droga, que estaría ingresando a Misiones desde Brasil, Paraguay y Buenos Aires, “está generando clientes en la provincia, porque provoca de forma rápida una adicción. Los narcotraficantes están comercializando con esta sustancia porque saben que es una de las drogas más adictivas por su efecto pasajero. En un corto período de tiempo, el paciente intenta repetir la experiencia”, explicó Marín.
Los estragos irreversibles que ocasiona la sustancia en el organismo se ven a mediano y largo plazo, “ya sea en las relaciones sociales o en el desarrollo cognitivo y educativo del paciente. Por eso tenemos que trabajar con educación para poder realizar un diagnóstico precoz y llegar a los adolescente cuando están en una etapa de experimentación y así evitar un consumo dependiente”, advirtió.
Difícil abordaje
La problemática del consumo del crack reside en que es una de las drogas más difíciles de combatir con los tratamientos debido a que deriva de la cocaína -en forma de piedras- y que por sus características causa graves daños en el sistema pulmonar y cardiovascular. Como así también genera una pronta dependencia en el adicto.
La problemática del consumo del crack reside en que es una de las drogas más difíciles de combatir con los tratamientos debido a que deriva de la cocaína -en forma de piedras- y que por sus características causa graves daños en el sistema pulmonar y cardiovascular. Como así también genera una pronta dependencia en el adicto.
“Es una de las drogas más complicadas para el manejo de los pacientes y es muy difícil afrontar la rehabilitación. Las lesiones son similares a la cocaína, pero más agravantes en todos sentidos, especialmente en los adolescentes, porque genera cuadros de psicosis y también puede despertar patologías mentales”, señaló Marín.
Los efectos del crack son inmediatos y rápidos, “el paciente siente euforia, alegría extrema, excitación y aceleración. La sustancia sube rápidamente al sistema sanguíneo y así como sube también desciende, por lo cual el efecto es temporal y de muy corto plazo. Estamos hablando de una o dos horas y el efecto ya cede, por lo cual el paciente vuelve a acceder o quiere acceder nuevamente para mantener ese cuadro”, precisó.
Las lesiones del crack son peores que las que aquejan a un fumador crónico de tabaco, “porque al poco tiempo que se inicia el consumo se puede ver en un alto porcentaje del sistema pulmonar deteriorado”, indicó el funcionario.
Además de que el paciente sufre un daño pulmonar, también se produce una destrucción en su capacidad vital para el desarrollo de actividad física. “Tienen arritmia y son más propensos a sufrir enfermedades típicas como infarto o muerte súbita”, dijo Marín.
Apuntan a la educación y familiasPor mes 400 pacientes concurren al Centro Monoclínico Manantial, de los cuales el 50 por ciento no asiste a la primera consulta médica debido a la falta de recursos económicos.
De acuerdo a los registros del centro de atención, en su mayoría los pacientes son adolescentes y adultos de hasta 40 años que llegan a la clínica en compañía de algún familiar.
Una vez detectado el cuadro, el acompañamiento de la familia resulta fundamental para la rehabilitación del paciente.
“Los que más tienen que prestar atención al paciente es la gente que lo rodea. El sólo hecho de que el afectado reconozca que tiene un problema y comience a tratarse es un paso muy importante, pero debe estar contenido por su familia”, indicó.
Por ello, desde el centro se apunta a reforzar las terapias interfamiliares que se realizan dos veces por semana en horarios de la tarde y de la mañana, son familiares de pacientes internados o ambulatorios.
En cada sesión hay cerca de cinco integrantes de las familias que asisten al centro cada quince días. En los grupos de contención se abordan problemáticas referidas al alcohol, marihuana, cocaína y crack. Los integrantes del equipo interdisciplinario encargado de atender a los pacientes señalaron que el seguimiento del tratamiento es clave para una correcta rehabilitación.
“Tenemos grupos preventivos para pacientes que estaban experimentando con droga o el alcohol”, indicaron.
También el tratamiento incluye controles domiciliarios que sumarían actualmente entre cinco y siete pacientes. “Son actividades que hacemos para ver la evolución del paciente y si éste necesita retomar la medicación”, aseguró Marín.
También el tratamiento incluye controles domiciliarios que sumarían actualmente entre cinco y siete pacientes. “Son actividades que hacemos para ver la evolución del paciente y si éste necesita retomar la medicación”, aseguró Marín.
Ayudar a los jóvenes
En las campañas de sensibilización, alrededor de 40 a 60 participantes concurren a los establecimientos educativos y espacios públicos. En esos espacios, los adolescentes evacuan sus dudas y reconocen aspectos centrales del consumo. “Nos hacen muchas preguntas en las escuelas, por ejemplo, sobre cuáles son las consecuencias de tomar alcohol o consumir drogas”, comentaron los integrantes del equipo de Manantial.
En las campañas de sensibilización, alrededor de 40 a 60 participantes concurren a los establecimientos educativos y espacios públicos. En esos espacios, los adolescentes evacuan sus dudas y reconocen aspectos centrales del consumo. “Nos hacen muchas preguntas en las escuelas, por ejemplo, sobre cuáles son las consecuencias de tomar alcohol o consumir drogas”, comentaron los integrantes del equipo de Manantial.
El trabajo también se orienta a implementar hábitos saludables entre los adolescentes y reivindicar valores básicos de las buenas costumbres. “No enfocándonos directamente en el problema de consumo, que es abordado cuando se presenta una situación específica, sino que principalmente apuntamos a la prevención, pero por medio de valores y de la buena utilización del tiempo de ocio”, señalaron.
“El consumo inicia en la adolescencia”
La sensación de vacío, angustia y depresión serían sólo algunos de los factores que influirían en el consumo de sustancias, explicó Rosana Aranchuk, licenciada en Psicología, quien aseguró que habitualmente la problemática comienza en la adolescencia. La especialista indicó que generalmente se da en los jóvenes más vulnerables, aquellos que atraviesan una situación de tensión familiar, “muchas veces el chico está pasando por un mal momento y es incentivado por sus pares. Al no tener la contención accede a las drogas”, señaló Aranchuk.
La sensación de vacío, angustia y depresión serían sólo algunos de los factores que influirían en el consumo de sustancias, explicó Rosana Aranchuk, licenciada en Psicología, quien aseguró que habitualmente la problemática comienza en la adolescencia. La especialista indicó que generalmente se da en los jóvenes más vulnerables, aquellos que atraviesan una situación de tensión familiar, “muchas veces el chico está pasando por un mal momento y es incentivado por sus pares. Al no tener la contención accede a las drogas”, señaló Aranchuk.
Se cree que el paciente que consume presenta poca tolerancia a la frustración y “con la sustancia busca anestesiar la realidad, ya que comúnmente experimenta un cuadro de ansiedad y angustia constante”, sostuvo la profesional. Entre las consecuencias más notorias de las drogas figura la aislación del paciente, que “sólo tiene vínculos superfluos basados en la relación de consumo. Además, pierden peso y tienen alteraciones de sueños. Toman la apariencia de lo que en psicología se denomina zombies. La droga hace que estén como muertos en vida”, expresó Aranchuk.
Fuente: Territorio
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