UNA OFICIAL ESTÁ POR PRIMERA VEZ AL FRENTE DE UNA EMBARCACIÓN DE LA ARMADA ARGENTINA

La lancha hidrográfica Cormorán es comandada por primera vez por una mujer, las que en la última década vienen ganando espacio en una fuerza donde los hombres "debieron acostumbrarse a nosotras", resaltó la teniente de fragata Cecilia Di Carlo Vitoloni.
Especialista en comunicaciones y oceanografía, la flamante comandante asumió el mando en febrero último, en un destino que "me sorprendió, porque nunca una mujer formó parte de la dotación de esta lancha", confesó a Télam en el camarote que comparte con su segunda, la guardiamarina Valeria Leguizamón.
Di Carlo tiene 27 años, ya cumplió otras funciones, incluso en la Antártida, y ahora está al mando de 15 varones, casi todos mayores que ella, que "respetan la jerarquía, les doy las órdenes y me asesoran, porque tienen experiencia".

La teniente de fragata es de la tercera promoción de mujeres que ingresó a la Escuela Naval Militar, que si bien ya tenía médicas, abogadas e ingenieras desde el año 1981, abrió las puertas en 2002 para que ellas puedan ser oficiales.

En la Cormorán "hacemos batimetría, es decir salimos a navegar para medir las profundidades en lugares donde no están medidas para hacer cartas de navegación", explicó entusiasmada su tarea, en la lancha que navega en el río de La Plata, y también en el Uruguay, Paraná y Paraguay.

En su San Juan natal decidió ingresar al mundo naval militar, decisión que "sorprendió a mi familia, donde la ingeniería se impone, y porque en mi provincia no se sabe nada de esta fuerza".
Cuando se recibió de guardiamarina -el primer cargo en la carrera- pudo llegar a la Antártida, destino que le gustaría repetir en el futuro, confió.

Di Carlo está casada "con un compañero de promoción, teniente como yo, pero no trabajamos juntos, porque la Armada manda a los matrimonios a la misma zona para no separarlos, pero nunca a un mismo destino, para evitar que estén en la misma cadena de mando".

Ella reconoció que estar en pareja con un camarada "es la mejor opción. Entiende lo que hago, no tengo que explicar nada".

Sin embargo, admitió que "se complica ser madre" porque "por ejemplo, no puedo estar embarcada en cuanto me embarace, lo que implica que puedo perder dos años de navegación y para quienes somos comando eso nos juega en contra. Es un desafío aún".

El mes pasado, también se confirmó desde la Armada que la teniente de fragata Andrea Rodríguez y la teniente de corbeta Cyntia Pico cumplirán una comisión en Bolivia como instructoras en la Escuela Naval de la Armada de ese país que abrió la incorporación femenina el año pasado.

Los cambios siguen en el camino de la igualdad en las fuerzas armadas, donde "los que se tuvieron que adaptar son los hombres, sobre todo los de mayor rango que nunca convivieron con mujeres. Eso va cambiando", y se nota cuando se ve el disfrute de la teniente cuando pone sus manos en el timón de la Cormorán.  (Telam)
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