Se trata de un aparato que produce impulsos eléctricos a los nervios correctos para logra motivar el clímax de placer. Igual por ahora es bastante invasivo ya que requiere una operación.
La máquina de provocar orgasmos ya es una realidad. El invento por ahora no es de uso masivo pero si podría ayudar a las mujeres que tienen una seria disfunción orgásmica. Se trata de un aparato que activa los nervios exactos que activan las sensaciones de placer.
La idea surgió de casualidad cuando un cirujano en Winston-Salem, Carolina del Norte creó y patentó una máquina que mediante impulsos eléctricos puede proveer de orgasmos con tan sólo tocar un botón.
Stuart Meloy, cirujano en Anestesia Piamonte y consultor del dolor, es quien está detrás de esta tecnología y admite que llegó a la idea por accidente. "Estaba colocándole unos electrodos a una mujer y de repente ella empezó a exclamar enfáticamente. Le pregunté que le ocurría y me dijo 'tendrás que enseñarle a mi esposo a hacer eso'".
Pero para llegar a tan conveniente situación, es necesario primero pasar por algo de dolor. La máquina está diseñada como un implante médico y requiere de una operación en la que el paciente permanezca consciente para que el cirujano conecte varios electrodos a los nervios correctos de la espina dorsal que transmiten la señal de excitación al cerebro.
Los electrodos se conectan a su vez a una caja un poco más pequeña que una cajetilla de cigarros, que puede ser implantada en los glúteos del paciente.
La idea es que el implante pueda ser accionado con un control remoto, provocando que la persona llegue al clímax con tan sólo pulsar un botón.
Incluso puede ser programada para provocar un número preciso de orgasmos por semana o por mes. Aunque aún quedan por perfeccionar algunos detalles, las pruebas clínicas podrían empezar a finales de este año.
La idea surgió de casualidad cuando un cirujano en Winston-Salem, Carolina del Norte creó y patentó una máquina que mediante impulsos eléctricos puede proveer de orgasmos con tan sólo tocar un botón.
Stuart Meloy, cirujano en Anestesia Piamonte y consultor del dolor, es quien está detrás de esta tecnología y admite que llegó a la idea por accidente. "Estaba colocándole unos electrodos a una mujer y de repente ella empezó a exclamar enfáticamente. Le pregunté que le ocurría y me dijo 'tendrás que enseñarle a mi esposo a hacer eso'".
Pero para llegar a tan conveniente situación, es necesario primero pasar por algo de dolor. La máquina está diseñada como un implante médico y requiere de una operación en la que el paciente permanezca consciente para que el cirujano conecte varios electrodos a los nervios correctos de la espina dorsal que transmiten la señal de excitación al cerebro.
Los electrodos se conectan a su vez a una caja un poco más pequeña que una cajetilla de cigarros, que puede ser implantada en los glúteos del paciente.
La idea es que el implante pueda ser accionado con un control remoto, provocando que la persona llegue al clímax con tan sólo pulsar un botón.
Incluso puede ser programada para provocar un número preciso de orgasmos por semana o por mes. Aunque aún quedan por perfeccionar algunos detalles, las pruebas clínicas podrían empezar a finales de este año.
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